Un golpe de realidad

T.

El día que decidí hacerme la prueba, jamás esperé que resultara positivo. Ese día había acudido al centro de salud para realizarme unos exámenes de sangre y orina, ya que 2 días antes había tenido un episodio de diarrea y fiebre muy severa (síntomas que nunca asocié al VIH). Esos exámenes me los realizaban para descartar que tuviese dengue, ya que, aparte de esos síntomas, presentaba otros asociados a la enfermedad. Al llegar al laboratorio, veo que también efectúan pruebas del VIH rápidas y decido realizarla, ya que con mi pareja siempre tuvimos relaciones sin condón. Al comienzo de la relación habíamos hablado sobre realizarnos los exámenes del VIH, pero por cuestiones de tiempo, trabajo y estudios nunca pudimos acudir.

Fueron 20 minutos de espera en los cuales, la verdad, no me sentía para nada nervioso, solo esperaba que me dieran el papelito donde decía "no reactivo", pero no fue así. Al momento que mencionan mi nombre, sale una doctora del laboratorio y me pide que la acompañe. En ese momento me asusté mucho, porque me dice que me tiene que sacar otra muestra de sangre, pero no me dice el porqué. Obviamente sabía que, al pedir una segunda muestra, es porque la primera dio reactivo. La verdad es que no necesitaron palabras para decirme que había salido reactivo, puesto que las caras de los demás trabajadores del laboratorio lo decían todo. Me veían con cara de horror, algunos con pesar y eso, sinceramente, me asustó más.

Estaba en estado de shock y traté de mantener la calma. La doctora me preguntó si tenía pareja y si él ya se había hecho la prueba. La verdad es que nunca le había preguntado sobre eso. Me hicieron otras preguntas que no recuerdo muy bien, puesto que me sentía muy mal.

Luego de sacar la segunda muestra me dicen que espere afuera y, antes de salir del laboratorio, recuerdo voltear y ver la cara de una doctora que me miraba directo a los ojos con una expresión de espanto y en mi mente lo interpretaba como "te vas a morir". Al esperar por los resultados de la segunda prueba, me cuestioné muchas cosas, sabía que mi pareja no me había transmitido el VIH, ya que él es incapaz de hacerme algo así.

Al esperar por más de 20 minutos el segundo resultado, estaba listo y seguían sin darme una respuesta. Solo recuerdo que la doctora sacó un papel y me dijo que la acompañase hacia donde había otra doctora, la cual me hizo otro interrogatorio que contesté con tranquilidad.

Los resultados estaban en la mesa y podía ver que decía "prueba reactiva" y, a la par de eso, decía "prueba confirmatoria reactiva". Entonces fue cuando me dijo que tenía el VIH. Recuerdo que no lloré para nada, seguía en shock, pero tranquilo. Lo único que hice fue solicitar ayuda psicológica, porque sabía que mi reacción, aunque en ese momento era tranquila, pronto podía incluso volverse peligrosa, ya que, en años anteriores, había pasado por una etapa muy difícil en mi vida por depresión, ansiedad, e incluso presentaba indicios de esquizofrenia, y eso me asustaba mucho y no quería volver a caer en nada de eso.

Mi pareja fue la única persona que me ayudó a superar todos estos procesos y me desgarraba el alma tener que contarle que tenía VIH, ya que él siempre me cuidó de todo y me dolía más saber que podría haberlo infectado sin siquiera saberlo.

Al llegar a mi casa me encerré en mi cuarto y me recosté en mi cama, todavía seguía sin llorar. La verdad es que para ese momento todo seguía pareciendo un mal sueño del cual estaba esperando despertar. Nada parecía real. Fue cuando tomé el celular y le conté a mi pareja la noticia -le destrozó- y eso me afectó mucho. Él estaba sumamente mal y se podrán imaginar cómo me sentía al escuchar a esa persona tan fuerte y firme, que siempre me protegió de todo, derrumbarse de esa manera.

Admito que en ese momento pensé en el suicidio y, al escribir esto último, se me llenan los ojos de lágrimas de enojo porque todavía no puedo creer que tuve un pensamiento tan cobarde como ese, pero en ese momento estaba devastado. Él me había contado que se había hecho la prueba en marzo de este año y salió negativa y yo tampoco comprendía porque me estaba pasando esto porque, de los 9 meses que tenemos de relación, jamás le había sido infiel de ninguna manera y él tampoco lo había sido. Me dijo que me mantuviera fuerte, que siempre iba a estar ahí para mí, que juntos íbamos a salir de esto, que se iba a realizar una nueva prueba y que diera el resultado que diera eso no iba a cambiar nada.

Luego de hablar con él, lloré como jamás había llorado en mi vida, no comprendía porque nos estaba pasando algo así, nunca en mi vida había sido feliz hasta que conocí a mi pareja y ahora teníamos que pasar por esto que es algo tan fuerte, sentía que Dios me odiaba y por un momento le odié también y lloré aún más.

Toda esta tristeza y demás sentimientos negativos los estoy usando a mi favor, convirtiendo todo lo malo en positivo. Jamás me había sentido con tantas ganas de vivir como lo hago ahora, a tan solo 11 días de haberme enterado de mi condición. No voy a permitirme sentirme triste ni un segundo más por el VIH, porque sé que es algo que no me va a limitar a cumplir mis metas y ser feliz.

En el camino de la vida, sé que me encontraré con pruebas mayores y puedo decir que no me importa, porque nada de lo que se venga me va a limitar o voy a dejar que me arrebate la felicidad que tanto esfuerzo me ha llevado conseguir.

¡Si yo puedo ser feliz, tú también puedes serlo!

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