Pero, bueno, les cuento mi historia. Conocí a Milton en el año 2000. Fue un flechazo a primera vista; sin embargo, no teníamos ni idea de la magnitud del gran amor que sentiríamos los dos. Pasamos dos años viviendo juntos. Hubo felicidad, trabajo, escuela, carencias y disgustos. Hasta que llegó el momento en que él se puso mal. En ese momento, yo no tenía idea de qué estaba pasando.
Él estaba recuperándose de una operación de hemorroides, hasta que sus padres lo llevaron al médico para ver qué pasaba. Fue entonces cuando se enteraron de que era portador del VIH y que se encontraba en una fase avanzada.
Todo fue muy rápido y no se pudo hacer mucho. Fui el último en enterarse de la situación en que se encontraba Milton: hasta que él me lo dijo. Recuerdo bien ese momento. Me dijo: "Depatito, ¿cómo estas?". Yo le contesté que bien. Entonces él repuso: "Tengo algo serio que decirte". Le contesté que adelante. Me sentó en la cama y me contó que tenía el sida con lágrimas en los ojos. No le di tiempo a decir más y lo que hice fue abrazarlo muy fuerte. Le dije que, en algún momento de nuestra relación en que pasamos momentos malos, habíamos hecho un pacto de estar juntos para lo bueno y para lo malo hasta el fin, y que no era necesario que se disculpara conmigo, que yo le amaba demasiado y que contaba conmigo para todo.
Desde entonces, las cosas se pusieron muy feas, peores que nunca, viendo cómo se le iba la vida y sufría hasta que llegó su fin. Pero mi calvario empezó una vez que él ya no estuvo a mi lado. Después de su muerte, sentí la "emoción" de que yo estaba contagiado y de que pronto estaría con él. Pero la sorpresa fue que no era así. Yo me quise morir y pensé que no era justo, porque poco después su mamá murió. Cogí una fuerte depresión. No entendía muchas cosas hasta que pasó el tiempo y, bueno, tuve que empezar de cero. Lo perdí todo: la casa, los muebles, mi vida. Fue muy difícil.
En ese momento, me hicieron la segunda prueba del VIH y fue entonces cuando me salió que yo era seropositivo. No sé cómo explicarlo, pero estoy tranquilo. En cierta medida, me lo transmitió un ser que llenó mi vida de amor cuando antes de conocerlo ésta estaba llena de soledad. Yo también le hice muy feliz y eso para mí es suficiente.
Lamento no poder contarles más detalles, pero se me acaba el espacio. Hoy por hoy, vivo mi vida con gusto y, aun sabiendo lo que vendrá, tengo ilusión.
Encontré un buen trabajo y todavía me falta mucho por hacer. No estoy cerrado a una relación, al contrario. Sólo que ahora es mucho más simple saber qué es lo que quiero y cómo lo quiero.
Gracias por su tiempo.