He pensado que contando un poco mi historia personal alguien podría beneficiarse en algo de ella. No voy a escribiros sobre hechos en concreto, sino más bien sobre actitudes positivas que a mí me han servido de mucho durante estos ya trece años de infección.
La primera de ellas fue la de vivir todo esto, que entonces era tan nuevo para mí como para algun@s de vosotr@s, desde el activismo. Lo he desarrollado en varios frentes, como me gusta llamarlos a mí, porque aún, y después de tantos años, me sigo sientiendo en guerra contra este enemigo de la humanidad que habita hoy en nuestros cuerpos. El activismo me ha reportado mucha fuerza y ánimo en muchos momentos, casi diría que siempre que lo he ejercido. Me ha ayudado a ser mucho más tolerante y abierto ante la sociedad, y me ha permitido conocer personas maravillosas. También ha despejado mi mente haciéndola cada vez más clarividente ante los problemas con los que nos enfrentamos a diario much@s de nosotr@s, tanto, que muchas cosas han dejado de suponer finalmente un problema. El activismo para resumir, me ha ayudado a normalizar mi vida como la de cualquier otra persona infectada de lo que sea…, o más sana que una pera. Y digo esto último aunque os pueda parecer extraño, porque ahora vivo mi seropositividad desde una óptica muy reducida: ya tengo muy, pero que muy claro, que el VIH es cosa de médic@s, medicinas y condones (amén de lo de los condones, pues como cualquiera otra de las muchas enfermedades que padece el ser humano), y no lo permito pasar de ahí, por lo tanto, de alguna manera, el activismo me ha permitido mantener definitivamente al bicho donde yo quiero.
En segundo lugar quisiera hablaros de lo que puede suponer el desterrar el miedo de vuestras vidas, sin por ello convertiros en temerarios. Para resumiros brevemente mi experiencia en este sentido, deciros que no voy con un cartel que ponga seropositivo por la calle, ni tampoco tengo reparo en contárselo al que tenga necesidad de hacerlo, por ejemplo a mi pareja, a mis amig@s, o incluso a mi profesor de Tai Chi, si viene al caso. Y por contaros una anécdota, cuando se lo dije, él me contestó, “no te creas que por eso te voy a dar menos caña”. Al poco me propuso para prepararme como profesor, pero porque se me daba bien, no por el VIH al que él no le prestó la menor importancia. Quiero recordar que dijo algo así como: “Bueno tú ya sabes de sobra cómo manejar eso, ¿no?, pues a seguir entrenando”. También recuerdo cuando me infecté que se lo quise contar a mis jefes. Mis compañer@s me dijeron: “¡Estás loco, te van a echar!”. Se lo conté, no sólo no me echaron, sino que me respaldaron muchísimo, incluso cuando decidí solicitar la pensión de invalidez más adelante me ayudaron con los trámites y me facilitaron mucho las cosas, no sin manifestarme su pesar porque no quisiera continuar trabajando con ell@s, y a la vez comprendiendo mi decisión.
Sin embargo fueron algun@s compañer@s l@s que se aprovecharon de mi situación y quisieron sacar ventaja criticándome e intentado que me echaran para ocupar mi puesto privilegiado dentro de la empresa, no tod@s por supuesto, sólo l@s trepas de siempre. Os cuento esto para que veáis que a veces no sólo no se cumplen los típicos topicazos a los que se les da tanto bombo, sino que puede que hasta os apoyen más algunas de las personas a las que les informáis de vuestra seropositividad, o simplemente os traten igual que antes: hay de todo y no todo es malo. Sé que hay personas muy desinformadas por el mundo, y muy estúpidas también. Prevenirse de su desinformación y estupidez no es sinónimo de miedo, sino de prudencia, que es muy distinto, pero es que se comportarían igual ante cualquier otro problema en sus vidas, si no se informan adecuadamente…, y no tienen complejos a la hora de manifestar abiertamente su estupidez, ¡qué le vamos a hacer!: cuando menos, no paguemos sus consecuencias, prudencia pues, que no miedo. Y aquell@s que sólo tengan miedo de la infección que tenemos, oye el miedo es libre y debemos respetar también a esas personas y su miedo, pero no padecerlo, que es muy distinto. Así pues, dependerá de nuestra actitud ante estos tipos de personas, y no de la de ell@s hacia nosotr@s, la clave de nuestro normal discurrir en sociedad. Por tanto, os aseguro que se puede hacer una vida totalmente normal desde la prudencia, que no el miedo, ya sabéis, cosa de médic@s, medicinas… y condones.
En el amor. Pues si os digo que he tenido más relaciones amorosas y mucho más satisfactorias, algunas de ellas, desde que soy seropositivo que antes de serlo. Algun@s se sorprenderían, ¿verdad? Otro típico topicazo por los suelos. Claro, entre seropositiv@s todo es mucho más fácil, eso lo sabe hasta un niño, pero también he tenido mi relación serodiscordante, no salió bien al final, ella no pudo vencer su miedo, pero es que era una persona muy miedosa, lo intentó de verás, pero la vi tan apurada que preferí romper yo la relación. La verdad es que yo tampoco me encontraba realmente cómodo con ella, todo hay que decirlo. Pero por el contrario he conocido y conozco muchas parejas serodiscordantes (uno positivo, el otro no) que tienen hasta hij@s totalmente san@s y guap@s, vamos, familias de lo más normal y corriente, con su hipoteca a cuestas, que si la guardería o el cole, que si cenitas con l@s amig@s, que si me he cambiado de empresa…, en fin, como la vida misma.
Se que para muchos de vosotros esto os parecerá irreal, o algo que escribe algien para animar a los demás, pero me alegra mucho comunicaros, y sobre todo por mi, que lo que os estoy contando es
Total y absolutamente cierto. Ya sabéis, cosa de médic@s…, medicinas…, y condones, no le dejéis pasar de ahí. Espero haberos sido de alguna ayuda. Un cordial y cariñoso saludo.