Duramos un año y medio y todo terminó cuando me enteré de que me había engañado. Además, me había transmitido gonorrea. Me asusté y me hice el tratamiento, dejando pendiente el análisis del VIH por miedo al resultado.
Me cambie de país, destrozado en el alma. Pasado el tiempo tímidamente empecé a conocer a un hombre del que solo puedo decir que me gustaría haberlo conocido antes. Tuvimos buena conexión y siempre cuidándonos. Al pasar un tiempo me pidió que nos hiciéramos los exámenes (del VIH) y yo acepté con mucho temor, cerraba los ojos y pedía no tenerlo.
Fui con mi madre a ver los resultados y recibí esta mala noticia. Mi madre siempre me ha apoyado y esta no sería la última vez. Así que con toda su calma y preocupación me ayudó a decírselo a mi actual novio. Grande fue mi sorpresa cuando supe que él también me apoyaría y cuidaría a pesar de que a él le salió negativo.
Solo me gustaría que todas las personas que tengan duda de tener alguna infección o saberlo, antes de seguir por libre de la vida que se empiece a preocupar no solo por ellas mismas, sino también por los demás.
A mí no me gustaría ser el personaje que infecte a nadie y creo que nadie lo quiere así. Tomar conciencia y no por placer sentirse con las ganas de descargarse con cualquiera, ser sincero consigo mismo. Si se tiene pareja, no engañar al otro, ni a sí mismo. Nadie merece una infidelidad y ninguna enfermedad, pero las hay.
No pensemos en que el presente se acaba, porque la verdad es un futuro que se construye.
Todo fin tiene una nueva perspectiva de principio.