Tengo fe, pero también dolor, desesperanza y miedo

Maira

Tengo 18 años y me infecté hace dos años a través de mi actual pareja. Él fue mi primera vez y no he estado jamás con otra persona. Yo quedé embarazada cuando llevábamos juntos un año. Lo más doloroso en mi vida fue enterarme de la enfermedad a los 6 meses de embarazo.

Es horrible la tristeza y el dolor que guardo, pero no lo exterioricé entonces. Tenía que ser fuerte por esa personita hermosa y lo hice.

Empecé a tratarme, me volví una guerrera. El papá del niño cayó un poco en depresión y yo le daba fuerzas y hacia todo por el bienestar de mi bebé.

Cuando nació seguí las reglas y tratamiento como me indicaron siempre, atragantando el dolor y el sufrimiento. Solo pude decirlo a mi mamá, pero es hipertensa y se pone muy mal así que no le mostré gran importancia. Pero el dolor sigue aquí, sin poder sacarlo y aún lloro todo el tiempo sola.

En fin mi bebé nació y hasta hoy todo parece ir bien con él. Es hermoso y mi fuerza, pero aparte de todo mi sufrimiento ni siquiera tenemos dónde vivir. Somos de Venezuela y la situación tampoco nos ayuda. La pasamos muy mal, la verdad pero estamos juntos y nos amamos y confío en los propósitos de dios.

Aún tengo fe pero también dolor, desesperanza y miedo. No nos hemos tratado como siempre nos atienden residentes y no sabemos cómo estamos en los demás aspectos de nuestra salud.

Ojalá esto acabe pronto y vengan cosas mejores.

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