Estuvimos 4 años en la cárcel hasta que un juez nos dio la libertad. Sufrimos juntos en aquel lugar, salimos y creímos que todo sería mejor, pero fui un irresponsable y le fallé y a causa de eso fui infectado [por el VIH]. No sabía que lo estaba e infecté a mi pareja. Nos enteramos porque mi pareja se hizo la prueba de rutina la cual fue positiva. Él no se lo podía creer, no podía entender cómo se había infectado si nunca había estado con nadie que no fuera yo, su pareja, la que estaba con él por 7 años y que pasamos 4 en aquel terrible lugar, la cárcel.
Entendió que había sido yo, no había otra explicación. En el fondo sabía que le había fallado y no comprendía por qué le sucedía eso cuando ya había pasado por mucho sufrimiento. Pese a ello, decidió perdonarme y seguir a mi lado. Es una persona maravillosa, nadie hace lo que hizo. De seguir, aun sabiendo que fui yo quien le dañó su vida. Nos condenan a una vida de discriminación y repudio por la sociedad. No confiamos en nadie para contárselo.
Mi familia no lo sabe y no tengo el valor de decírselo, porque en el fondo, sé que me trataron diferente. Creía en Dios ciegamente por qué me concedió el milagro de la libertad. Cuando estuve en aquel lugar, llegué a pasar por una depresión tan inmensa que caí en las drogas. Estuve a un punto de perder la razón y la cordura, tanto que no reconocía a mi madre, solo mi pareja fue quien me cuidó, el que me ayudó a regresar y volver a la normalidad.
No puedo vivir sabiendo que fui yo quien le dañó su vida, solo yo merezco lo que me está pasando, porque fui yo quien falló, pero mi error no solo me afectó a mí, afectó a la persona que menos se lo merecía. Ya no puedo creer en Dios, no después de tanto sufrimiento. Desde mis 19 años solo he sufrido y mi sufrimiento no para. Ya voy a cumplir 24 años y sigo sin entender por qué la vida solo me trae sufrimiento, no solo a mi sino a la persona que tanto amo.
Nunca me lo perdonaré, si no fuera por mi pareja, nunca me hubiera enterado de que estaba infectado. Ahora no sé cómo seguir, lo único que aprendí fue que tenía a la persona más valiosa del mundo y no la valoré. Ahora solo puedo pasar el resto de mi vida tratando de compensarlo por la vida que le va a tocar vivir por mi culpa.