A pesar de haber vivido todas las etapas malas de la enfermedad, hoy me encuentro perfectamente, con ganas de vivir, con ilusiones y con mucho sentido del humor. Eso me hace más llevadero el camino que tengo que recorrer.
Es duro, pero con fuerza de voluntad y ganas de vivir, se puede llevar una vida de lo más normal. como cualquier otra persona sin la enfermedad.
A mí no me limita para nada el VIH. Pese a mis años, sigo haciendo cosas que no pensé que pudiera realizar. Creí que mi vida activa había terminado, pero no es así.
De todo se sale luchando; pero la vida es una lucha diaria para todos, no sólo para los que padecemos esta dolencia.