Simplemente soy un ser que quiere vivir libre de prejuicios, estigmas y discriminación

Leticia

Mi mamá había fallecido y todo se juntó. Al final, las discusiones de pareja por infidelidades agravaron aún más mi condición de salud. Al poco tiempo, fui obligada a renunciar a mi trabajo como operaria de maquilas debido a que no cumplía la producción requerida.

Mi depresión aumentó con el despido y mis continuas afectaciones de salud continuaron: mucho cansancio, caspa seborreica en el cráneo, cejas y pestañas, diarrea frecuente, fiebre, sudoraciones, síndrome de desgaste. Estaba superdelgada, llegué a perder mi cabello y mi piel estaba manchada, llena de llagas en brazos y piernas.

Cuando llegué al hospital, a través de una amiga, pesaba menos de 70 libras [unos 31 kg]. Inmediatamente fui ingresada para realizarme todo tipo de estudios. Los resultados salieron positivos: candidiasis en el esófago, neumonía e infecciones propias del VIH avanzado, conocido comúnmente como SIDA. Mi terror era la posibilidad de que mi pequeña bebé también tuviera el mismo diagnóstico. Este era mi mayor temor, más que la muerte misma. Sin tratamiento, no tenía muchas esperanzas de vida.

La doctora que me atendió, muy linda, fue un ángel para mí y me explicó las implicaciones del diagnóstico del VIH.

Entré en total negación, a pesar de mi condición avanzada. No podía admitir que esto me estuviera pasando a mí, que no había tenido otras relaciones fuera de mi pareja. Estaba preocupada por el bienestar de mis hijos. No obstante, con el tiempo aprendí a vivir con el VIH. Vinieron las oportunidades de recuperarme. Dios se encargó de enviar ángeles a mi vida para ser la mujer que soy ahora, llena de vida, cumpliendo metas personales, familiares y colectivas, ayudando a mis pares. Sigo soñando en grande.

Al final, Dios y el VIH permitieron que continuara mis estudios. Me gradué en un Diplomado de Monitoreo y Evaluación en VIH, el cual me ha permitido trabajar en el Ministerio de Salud. Obtuve una Licenciatura en Trabajo Social y una Maestría en Administración de la Salud en Nicaragua, además de muchos diplomados y cursos relacionados con Salud Sexual Reproductiva y VIH. También soy representante de una de las asociaciones de personas con VIH, ASONVIHSIDA, desde hace 7 años. Fui asesora para REDCA+ y soy, actualmente, referente de ITPC-LATCA para Nicaragua.

Les cuento que ya soy abuela de 2 ternuritas: una niña de 6 años y un varón de 1 añito. Cumplí 50 años este 31 de octubre y voy por más. Este año estudiaré inglés y Derecho. Mi mensaje para los que están leyendo mi historia es que el VIH es el inicio de una nueva etapa en nuestras vidas; de ti depende cómo respondes a este desafío.

No quiero desaprovechar la oportunidad de compartir que el VIH llegó a mi vida desafiando mi forma de vida, mi pensamiento, mis creencias, mi ignorancia, religiosidad, cultura, estigmas y discriminación. Yo no me imaginaba otra forma de vida, hasta que el VIH llegó a mi puerta y derrumbó todo en lo que creía, transformándome en una nueva persona: más agradecida, más empática, más comprensiva, más tolerante con lo diferente a mí y, principalmente, mejoró mi espiritualidad, autoestima y mi valía como mujer, como ser humano, como persona que vive con VIH. No soy más, no soy menos, simplemente soy un ser que quiere vivir libre de prejuicios, estigmas y discriminación.

Redes sociales

¿No quieres perderte nada?
Síguenos en todas las redes

Gilead
MSD
ViiV
Gilead
Janssen
MSD
ViiV Healthcare
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Gilead
MSD