Fui diagnosticado hace muy poco y ya comencé a tomar la terapia. Con los medicamentos sólo he tenido un par de sueños vividos, pero placenteros. El problema es cuando me enfrento a las personas, me siento observado, siento que me miran como si estuviera enfermo, sin decirme nada, me miran como si yo no fuera igual a ellos. Todo eso sólo pasa en mi cabeza, lo cierto es que nadie sabe que tengo VIH excepto mi pareja que lo ha tomado muy bien y se convirtió en mi principal salvavidas en esta marea de emociones.
Sé que tengo que tengo que seguir, sé que mis metas podrán ser cumplidas si mantengo adhesión a la terapia tal como me indica el médico. Sin embargo, cuando ya me estoy sintiendo bien vuelven los demonios y caigo al suelo junto con la pena y la rabia.
Sé que tengo que llorar… Busco canciones o videos que me ayuden a limpiar las piedras que no me dejan fluir libremente.
El peso se ha vuelto mi obsesión, siento que el cuerpo grita: ‘VIH’ y que todos pueden darse cuenta.
Al leer sus historias me doy cuenta de que no soy el único y puedo aprender a vivir de sus experiencias. Gracias por compartir y por leer este pequeño vómito de emociones. Estoy en el proceso y no es fácil.
Quisiera enviarles un gran abrazo a todos y todas, lleno de energía positiva que nos ilumine y nos acompañe en los momentos de naufragio emocional.
Sin conocerlos los quiero, por compartir al ocupa que llevamos adentro.