Pues lo hice, sí compañeros. El sábado 11 de noviembre en horas de la mañana lo cité para platicarle sobre el diagnóstico que tengo. En ese instante no lo tomó a mal, pero todo cambio horas después cuando se fue para su casa.
Cuando caía la tarde, me envió un mensaje que decía que no podía seguir platicando ni saliendo conmigo ya que éramos personas completamente diferentes. Que era un gusto haberme conocido, pero que no quería compartir más conmigo. Me abandonó y ya no tenemos ningún tipo de comunicación.
Me siento impotente y triste porque me gustaba mucho, pero a la vez me siento contento porque me abandonó antes de que la relación trascendiera más. Me queda la consciencia de que fui honesto.
Después de esto, siento que el diagnóstico del VIH debe ser una condición individual de cada uno de nosotros y que no debe ser revelada a alguien por el hecho de estar enamorados.
Cabe resaltar que la responsabilidad es mutua y que mientras estés indetectable, te cuides y no haya riesgo de transmisión, no tienes la necesidad de contarle ese secreto a nadie, pues solo tú lidias con eso.
Ahora me queda el desconsuelo de él, que es una persona que me abandonó con la única perspectiva que tiene de mí que es que soy una persona con VIH.
Es triste y difícil, solo espero que no revele mi diagnóstico libremente a otras personas.