Estoy aquí, pues, viviendo con el VIH, pero me dije a mí mismo el día que recibí el diagnóstico que no lloraría ni me tiraría a deprimirme, porque la depresión no me sacará de esto, ni las lágrimas harán que esto se quite. Entonces me propuse ver la vida de la mejor manera, como lo hermosa y linda que es, y creo que eso me ayudó a no tener problemas con mi tratamiento (ningún efecto secundario).
Me acerqué más a mi familia, me volví una persona más centrada, más sencilla y créanme que eso fue lo más difícil. Yo, que antes creía que el físico lo era todo, lo superficial y lo banal, y llegó esto para darme una cachetada y ubicarme.
Ahora me cuido igual que antes, pero no tanto para verme bien sino por mi salud, para estar bien para mí y mi familia, para vivir y disfrutar los pequeños momentos, proponerme nuevas metas y sueños y muchas cosas más.
Seamos conscientes con lo que nos tocó vivir y tomemos las riendas de nuestra vida con responsabilidad. Créanme que existen personas que lo pasan peor que nosotros y son unos guerreros que no se van a rendir, ¿por qué nosotros sí? Si esta es una condición tratable y fácil de llevar y más si ponemos de nuestra parte.
Aparte, no dudo de que muy pronto se encontraran mejores tratamientos, sin pastillas y más fáciles de llevar y, por qué no, ¡hasta esa tan anhelada cura!
¡Fuerza y ánimo para todos!