Estuve tres o cuatro meses con depresión, pero hoy en día puedo decir que me siento recuperado de eso. He sabido llevar la enfermedad y, sobre todo, he sabido aumentar mi autoestima y no sentirme menos que nadie. Una de las cosas que más me ayudó fue aferrarme a Dios. Él lo es todo; mi gente y mi experiencia me lo confirman. Puedo contarles que el doctor que me atiende me llama "el guerrero" y está muy satisfecho de mi evolución.
Si yo puedo, tu también podrás.
Me encanta esta página, por eso, doy mil bendiciones a sus creadores. Es de mucha ayuda. Algún día, me gustaría abrir una fundación sin ánimo de lucro en mi país para apoyar a aquellas personas que, en algún momento, se sientan solas o, más bien, que fueron rechazadas por la sociedad o, incluso, por su propia familia.
El VIH no es una sentencia de muerte, se puede vivir normal como cualquier otro ser humano. Por eso, no te limites, confía en el Señor y sigue adelante. La mente y la fuerza son las siguientes armas para seguir luchando.
Un último consejo: Dios nos quiere a todos por igual, somos sus hijos y él nunca nos abandonará.
Que la diferencia no sea motivo de exclusión. Bendiciones a todos/as.
(Nota: He creado una página en Facebook con el fin de apoyar a esas personas que se sienten solas y así poder responder a cualquier inquietud que tengan. Si Dios quiere, y me lo permite, algún día crearé esa fundación que antes he mencionado. Los interesados en pertenecer a la página (sean VIH+ o no) pueden hacerlo aquí: www.facebook.com/NoMasDiscriminacionVIH o buscando el título "Yo apoyo a las personas que viven con VIH".).