Me dijeron que podría ser un falso positivo, pero dentro de mí sabía ya que no había posibilidad alguna de que fuera negativo, así que comencé a aceptar que así sería. El día que me lo confirmaron apenas logré soltar unas lágrimas y, llegando a casa, tuve que fingir que todo estaba bien.
Duré unos días tirado en cama, pero haciendo lo que tenía que hacer. Gracias al apoyo emocional del amor de mi vida, que nunca me abandonó a pesar de haber fallado una y otra vez, pude tener ánimos para salir adelante y comenzar mi tratamiento, sin tener que decirle a mi familia ni a nadie esta situación.
En más o menos 3 meses pude llegar a tener una carga viral indetectable y creo que jamás me había sentido tan bien físicamente. Además, nunca tuve realmente miedo al estar bien informado sobre el virus y tener las posibilidades, dentro de lo que cabe, para poder atenderlo.
No todos tienen las mismas oportunidades y contextos para ello, y solo quiero que sepan que van a estar bien.
