Quiero contar mi historia, simplemente para desahogarme y para que muchas personas sepan que esto le puede suceder a cualquier ser humano. Tengo 20 años y en pocos días cumplo 21. El pasado 7 de diciembre presenté una fiebre muy alta, desaliento, la boca reseca y escalofríos. Me imagino que en esos momentos mi sistema inmunitario estaba luchando contra el VIH. Fui al médico con mucho miedo y me envío varios exámenes, entre ellos el del VIH.
Me los hice responsablemente y me enviaron todos los resultados al correo electrónico, pero el de VIH no. ¿Qué pasó? Me imagino que mi mente ya se hacía a la idea de lo que iba a tener que cargar por siempre, el 19 de diciembre me llamó el médico y me dijo que necesitaba que fuera al consultorio. Yo no me pregunté nada, simplemente fui.
Al entrar volteó la pantalla del computador y me mostro los resultados, efectivamente salí positivo. Me dijo que esos eran mis resultados. Me puse frio, me toqué la cabeza y en lo único que pensaba era en mi pareja, ¿qué iba decir? ¿Va a pensar que le fui infiel? ¿Me va rechazar? ¿Me va dejar?
Es normal que surjan las preguntas. En ese momento le pregunté a mi doctor qué paso seguía y me contestó que había que hacer una confirmatoria, que la probabilidad de que saliera negativo existía, pero me imagino que es muy baja.
Salí del consultorio y a la primera persona a la que llamé fue a mi madre, ella lo sabe todo. Le dije que estaba en el consultorio y que necesitaba decirle algo: "Madre, los exámenes del VIH salieron positivos". Solo escuché el gran apoyo de mi madre y sentí las lágrimas que salían de su rostro.
Salí rumbo a mi casa y en el camino solo reía y pensaba en que a partir de ese momento mi vida debía cambiar radicalmente. Si antes era juicioso, ya lo debo ser más. Me imagino que me infecté por un tatuaje que me hice en el pie meses antes. Era sábado y al abrir la puerta de mi casa, solté todo el dolor que en mi alma había. Estaba solo y pude llorar de la manera que yo quería. Sabía que a partir de ese día todo debía cambiar.
A las horas llegó mi madre, mis hermanos (soy el menor de 4) y mi mama me abrazó muy fuerte mientras me decía al oído: “No estás solo, aqui estaremos todos contigo”. Le conté a mis hermanos lo que pasaba. Siento el apoyo de todos y los ánimos que me brindan desde ese momento.
Por fin llega lo difícil y lo que más me parte el corazón, hablar con mi novio, ese día sábado fui a amanecer donde él pero en mi mente estaba que posiblemente me echara, aunque algo en mi corazón decía que él no era así. Al llegar su apartamento, lo primero que hice fue abrazarlo fuerte y decirle “perdóneme, tenemos que hablar”.
Nos sentamos y no le di tanta vuelta al asunto, fue breve: "Niño, el doctor me llamó y tuve que ir al consultorio. Me mostró las pruebas de VIH y salieron positivas". En su rostro noté el shock que le causó la noticia. De mi alma salía dolor. Me abrazó y me dijo: "Esto le puede suceder a cualquiera y tendrás mi apoyo siempre". Muchas cosas cambiarán, claro está, pero el apoyo estará siempre.
Menos mal que siempre hemos sido responsables y nos cuidamos, pero él está en riesgo por el solo eso de ser mi pareja y deberá esperar unos meses para hacerse las pruebas. Solo le pido a Dios que él no tenga el virus, él no ha tenido síntomas, pero tengo una corazonada de que él no está infectado.
El ambiente tornó diferente, me dijo que los cuidados iban hacer muchos y que mi vida cambiaría a partir de ese día. Me quedé esa noche y al domingo nos madrugamos a pasear, fuimos a tener contacto con el ambiente, mientras me hacía preguntas y yo sinceramente le respondía. El trato no cambió, antes él se tornó más chistoso, responsable como si quisiera cuidarme de todo…
Qué historia más larga, pero ahí tienen para que se entretengan mientras leen estas líneas, creo que tengo derecho a desahogarme. Todo cambia, te sientes raro, te sientes diferente, y la palabra VIH no sale de tu mente, las lágrimas se me saltan en cualquier momento. Me imagino que es el alma. A mi mama y a mi novio no les choca que llore, pero siento que les da rabia cuando lo hago, porque saben que soy una persona muy madura y fuerte y me ven muy vulnerable y como sin ganas de seguir.
Yo sé que voy a seguir por que esta condición no mata, lo que mata es el valor que le pongas a tu vida. Tú decides si eres el fuerte y si amas tu vida o si eres el que se desahoga en las drogas y el alcohol. Aparte de aumentarte el virus te va a matar la depresión.
Escribo esto el 21 de diciembre (de 2015), y está cumpliendo años mi pareja, y de igual manera hoy me hicieron el examen confirmatorio demás que los resultados salen en unos días, pero mi vida cambió desde el 19, la alimentación y todo.
Terminando mi historia y concluyendo que ya lo hecho, hecho está, quiero decirles a todos los que leen esto, que solo sabemos el sentimiento que causa los que portamos el bichito dentro de nosotros. Entonces déjennos llorar, déjennos desahogarnos, debemos sacar todo el dolor que causa saber sobre esta enfermedad, tengan prudencia, no malgasten su vida bebiendo alcohol en la tristeza. No crean que este virus está en tu sangre porque eres la peor cosa del mundo, no es así, si pasan las cosas es por algo. Cambia de hábitos y ¡vive! Vive sanamente…
Estaré por aquí hablando más sobre mi vida y los cambios que debo tener a partir del diagnóstico. "Este soy yo", un joven de casi 21 años, buen hijo, buen novio, buen amigo, buen trabajador, buen estudiante y con algo que nos hace diferentes VIH positivo…
¡Feliz Navidad!