Mi hogar se derrumbó; mi esposo se separó de mí por el solo hecho del miedo a infectarse. Felizmente, él está sano.
Hace un año dejé el tratamiento con antirretrovirales. Sé que no es justo que, de por vida, esté tomando estas pastillas. Sé que, a la larga, igual me voy a morir. ¿Para qué esperar más si es mejor dejar todo en manos de Dios? No es fácil para mí ni para mi familia. Me he dado cuenta de que solo están conmigo o me hablan por lástima. Siento la indiferencia de la gente. Es más, he sido discriminada por mis vecinos. ¿Qué puedo esperar ya? No tengo culpa de esto que me está pasando. Me deprimo fácilmente. He visitado a la psicóloga, pero es igual. Me siento una inútil ante la sociedad. ¿Qué puedo hacer? A veces, deseo morirme ya. He intentado suicidarme tres veces, pero no he podido, soy una cobarde. Mis hijas son todo lo que me queda. Mi familia se ha alejado de mí y mi esposo solo viene a ver a sus hijas.
Estoy sola, me siento sola. ¿Qué puedo hacer ante este infierno de vida? ¿Para qué vivir mi vida? No tiene sentido. Los médicos que cometieron esta maldad están como si nada. No hay justicia en este Perú. Es fácil decir que fue una negligencia, disculparse, y nada, seguir haciendo daño y sin ningún castigo. Todo queda en nada… Y nosotros, ¿quién piensa en nosotros y nuestra familia? Nada nos va a sanar, ni siquiera una indemnización. Eso es algo que con trabajo se consigue. El dinero es un estímulo para seguir viviendo.
Yo solo sé que me estoy muriendo cada vez más. Me siento mal. Si tú me puedes ayudar, solo escucharé tus consejos, pero no me van a curar. ¿Quién me devuelve la vida? Mi hogar se destruyó por culpa de esta enfermedad que no pedí. ¿A quién reclamo? ¿Quién me devuelve a mi familia?
Gracias por poder dejar escrito todo lo que llevo dentro de mí. Hasta pronto.