Tal vez sea por la consecución de nuevas metas, que, por pequeñas que sean, me ayudan a no pensar, a no hundirme, a seguir y saber que también "I can".
El sueño de que llegue el día en que nos digan que han conseguido encontrar el talón de Aquiles de este maldito virus es algo que me hace mantener la esperanza.
Mientras tanto, procuro correr –un poco más cada día–, nadar –un poco más cada día– y "bicicletear" (no es muy correcto, pero me gusta) –un poco más cada día–.
Esto me ayuda a seguir alimentando la idea de que, mientras más fuerte sea mi cuerpo, mientras más energía genere, más fuerte estará para poder luchar contra este maldito virus, y, ¿quién sabe?, algún día ganarle la batalla definitiva.
Gracias por leerme.