Sé que fue en esa fecha cuando contraje la infección, puesto que nunca antes me había inyectado droga. Cuando me enteré de esto se me vino el mundo encima. Mi mayor problema fue no asumir lo que había sucedido. Lo oculté a mi familia hasta que, en 2003, me dio una encefalitis cerebral. Estuve dos meses en la UCI en estado de coma. Gracias a Dios, salí adelante. Mi familia se enteró y me apoyó en todo momento.
En la actualidad, estoy tomando mi tratamiento y llevo una vida normal, como cualquier persona. Me arrepiento muchísimo de no haber pedido antes ayuda. De hecho, el no pedirla pudo haberme costado la muerte.
Hoy, doy gracias a Dios por estar aquí vivo. Cada día me encuentro más motivado e ilusionado por seguir adelante.
Quiero dar ánimos a todas las personas que tengan miedo de enfrentarse a esto, y decirles que es llevadero y que existen unos tratamientos muy buenos.