Hasta este momento, todo va bien. Lo que voy a escribir va dirigido a un amigo que pensaba que yo no lo quería conocer: es todo lo contrario. Esto va para él y para todas las personas que tienen el huésped y lo llevan fatal.
Para mi amigo el huésped:
Que un día eligió mi cuerpo sin permiso, dándole el camino libre para que entrara e hiciera lo que quisiera. No significa esto que él no fuera "bienvenido a mi vida", sino que yo no lo invité. Pero ya he tenido una larga charla con él desde el primer día y llegamos a un acuerdo: Él puede vivir en mi cuerpo y en mi vida. Le dije también que le prestaba mi sangre y que podía hacer uso y desuso de ella, pero con moderación. Que podía jugar con mis defensas tantas veces como quisiera.
Nos pusimos de acuerdo también en que él podía pasearse por cualquier rincón que existiera en mi cuerpo, pero que tuviera cuidado, pues yo y mi médico le íbamos a estar vigilando muy de cerca. Eso sí, entre todo lo que hablamos puse una sola condición: que no abusara de mi confianza. Que así, yo lo respetaría.
Que si por las cosas del destino se le ocurriera mandarme "algunas de las suyas", que tuviera en cuenta que fui bueno con él y que le di un lugar para vivir. Que mientras hagamos las cosas bien, ninguno va a sufrir las consecuencias graves de esta enfermedad. Es así que a partir de hoy abro la tapa de mi primer libro de la nueva vida.
Espero que a algunas o todas las personas les sirva esto. Tenemos que seguir adelante y no decaer con este huésped.
De antemano, les doy infinitas gracias desde lo más profundo de mi ser. Y ya saben: adelante y ánimos.
Un beso y muchas gracias.