Se me diagnosticó que era seropositivo hace cinco meses. En ese momento para mí era como si se acabara el mundo. No sé cómo explicar qué sentí, pero sin duda lo peor que he pasado en mi vida fue la sensación que, en aquel momento, recorría mi cuerpo.
Fueron varias semanas, tal vez meses, el tiempo que tardé en aceptar lo que el destino, o quizá yo mismo, me había deparado. Sin tiempo para más lamentaciones, y con el inconmensurable apoyo de mi familia y muy en especial de mi novio, fui saliendo para adelante. Aprendí muchas cosas. La más importante: que ahora mismo sé que realmente valoro la vida y su belleza, y lo fácil que puede ser llegar a perderla, o al menos verla voltearse de la noche a la mañana de una manera que jamás volverá a ser la misma a la que estaba acostumbrado.
Junto a esta gran premisa, también me gustaría comentar que aprendí que el verdadero amor existe, y es el que mi novio me demostró en todo momento. Su apoyo y positividad fueron los que me permitieron salir tan pronto del surco en el que me había metido.
Al pasar el tiempo, la vida parece que vuelve a su rutina, y al menos "parece" que nada ha sucedido y todo es mentira, o quizá no, sino que llegas a aceptarlo y lo tomas como una parte más de ti mismo. Hasta que llegan momentos como el de hoy…
Toda mi vida he soñado con trabajar en un avión. Desde hace años, mi primera meta era poder completar mi formación para llegar a ser tripulante de cabina de pasajeros (TCP), una magnífica manera de entrar a formar parte de este mundo. A partir de ahí me plantearía ir ascendiendo dentro de los cargos del avión.
Recibí una sorprendente llamada para hacer el curso de TCP, que posibilita el acceso a trabajar en las compañías aéreas. He ido a la primera parte de la selección, pero no sé por qué, hoy, cuando llegué a casa, se me ocurrió mirar si existía incompatibilidad, por ser seropositivo, para acceder a ser azafato. Convencido de que no, empecé mi búsqueda, y realmente no he hallado la respuesta definitiva, pero sí que he encontrado cosas referentes a una nueva normativa según la cual no se le permite el nuevo acceso como tripulante de cabina a una persona con VIH.
Espero que todo esto sí sea un mal sueño y no algo real. Que no se me discrimine de esta manera por algo que, de momento, no imposibilita de ninguna manera realizar mi trabajo ni desempeñar mis funciones correctamente. Me haría enfadar muchísimo con el mundo y la sociedad. Cierto es que la discriminación y la exclusión social no se ven ni se notan de cerca hasta que no se entra a formar parte de un grupo socialmente excluido como somos los seropositivos.
Sólo quería comentar mi decepción y profunda tristeza. Esto es todo amigos. En cualquier caso, sonreíd, que el mundo es muy bonito para tener cara de pena.
Salud y amor para todos. El dinero, a poder ser, dejadlo de lado, que genera codicia, o bien gastadlo y disfrutadlo, que es para lo único que sirve.