Lo único que me pudo decir la doctora fue: "la vida sigue". Joder, me hubiera sido más fácil que me dijera cómo se suponía que debía vivir, qué ritmo debía empezar a tomar, pero no.
Llevo 3 meses de conciencia de que existe una posibilidad de que cada día que pase se reste de mi camino. Es tan duro mirarte en el espejo y verte más flaco de lo que eras, es tan duro suplicarle al cielo que nunca se me llegue a notar.