No quiero quedarme estático

Víctor

Gracias a Dios no infecté a nadie. Sólo tenía sexo con mi pareja con quien vivía desde hace 3 años. Sigo sin comprender cómo no la infecté. Tiempo después dejé de quebrarme la cabeza buscando también cómo había contraído el virus.

Casi un año antes de saberlo dejé a mi novia y me fui a vivir solo a un cuarto de azotea. Entonces empecé a beber mucho, seguí haciendo ejercicio y mal comía. Ah pero tomaba vitaminas para compensarlo.

Seguí viendo a mi "novia", no podía dejarla definitivamente, pero a raíz de la notificación dejó de contestar mis llamadas y mensajes usando cualquier pretexto.

Entonces dejé de tomar, de fumar, de correr y, creo que lo más difícil, dejé de ver a mi novia o más bien ella me dejó de ver.

En noviembre de 2015 empecé con los antirretrovirales y sus efectos secundarios, aunados al síndrome de abstinencia de mi pareja y del alcohol.

Evadí a mis amigos y decidí no contarle a mi familia para no hacerla sufrir. Me metí en un problema legal con policías abusivos y fui demandado. Todo esto me mantenía bajo mucho estrés.

Hacía años que le pedía a Dios: “Dame problemas señor, ponme en circunstancias que me hagan crecer. No quiero quedarme estático”.
Después no veía "lo duro sino lo tupido". Espérame padre, sí puedo, sólo dame fuerzas. Dios te dio una cruz porque sabe que puedes con ella. Frases que había leído y me daban consuelo.

Por la noche el insomnio, los efectos de la medicina y el miedo. En el día sentía como si hubiera corrido 20 kilómetros y luego el trabajo. Mi oficio me gusta pero requiere de mucho vigor.

A pesar de haber empezado con CD4 de 90 y carga viral de 7.400 nunca he padecido una infección oportunista, pero la debilidad y el desánimo me hacían sentir derrotado al fin del día.

Antes de ir a la cama me bañaba para quitarme la grasa de la mecánica. Me enjabonaba y sentaba bajo el agua por largo rato tratando de entender lo que estaba pasando.

Gracias a Dios cada mañana amanecía con mejores ánimos aunque el sueño no hubiera sido tan bueno.

A los 6 meses les dije a mis hermanos y a los 2 o 3 a mis padres. Eso les serviría para cuidarse, pero también sentí que me liberé de mucha carga emocional, aunque finalmente la repartía sobre la espalda de mis seres queridos que me apoyan hoy día sin condición alguna. A partir de entonces me he sentido mucho mejor.

Volví a correr, mi papá me regaló un costal de boxeo que me sirve mucho para desahogarme y ando en bicicleta. Me gusta mucho conducir en carretera y viajo con mi perro con alguna frecuencia para conocer mejor mi país, México.
Creo que disfruto de todo más que antes. Me ha servido mucho vivir este proceso sin pareja aunque creo que me estoy volviendo un poco ermitaño.

Sólo me hace falta ver un poco más a mi hija que es una adolescente algo rebelde y tener un poco más de dinero. Estoy trabajando en ello. Ha pasado un año y medio desde que tengo VIH. Espero seguir contando lo que me pasa. Hasta pronto y suerte.

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