Nadie de mi familia lo sabe. Ni siquiera mi hija, que siempre me ha considerado su mejor amiga. Cada momento lloro pues no puedo superar esto. Las personas de la clínica son muy buenas y nos tratan muy bien, pero cuando estoy en esa sala me siento tan mal que no puedo evitar llorar. Quizás creo que soy la única, pero no puedo hablar del tema con nadie. Aquí he leído y entiendo que otras personas como yo sienten dolor y temor.