Lo he pasado muy mal, pues a los años de convivencia (40) hay que sumar la incertidumbre de si él era seropositivo o no. Por suerte pude convencer a mi médico para que, en una de las analíticas rutinarias, incluyera la prueba y dio negativo.
Falleció de parada cardiorrespiratoria, pero tengo la satisfacción de no haberle infectado y lo único que me ha quedado es un gran vacío con su muerte.