El día de hoy (28 de septiembre de 2018) me realizaron la prueba de confirmación y pues la verdad para mí ya es un sí que soy positivo. Pienso en mi vida ahora en adelante. No sé si el tomar los retrovirales me afectará en algo o si tendré efectos secundarios… Mejor dicho, en todo el día no hago más que pensar en eso.
Es en estos momentos donde nos ponemos a pensar y a lamentarnos de las cosas cuando ya no hay remedio y nos dejamos llevar de una calentura o una erección y cometemos errores que la vida al final nos cobra.
Suelo pensar en quedarme con este secreto y no decir nada a nadie, excepto quizá a mi compañero de apartamento, que hace 2 años fue diagnosticado positivo también. Es posible que el sea la única persona a quien pueda contárselo y preguntarle mis dudas y hablar del tema sin sentirme discriminado.
Ahora solo me queda esperar el resultado de la prueba Western blot y que sea lo que Dios tenga destinado para mí.
Gracias y, nada, nos toca seguir en la lucha.