Una crisis, un virus, puede llegar a cambiar tu vida de manera positiva. Debemos dejar la culpa y abrir el corazón, saber que nos tenemos a nosotros y que nos amamos incondicionalmente. Dios nos ama y aquello que parece lo peor puede traer cosas positivas. Ya no más dolor, no más tristeza. Debemos usar esto que nos está pasando como un cambio en nuestra vida. Venimos a ser felices. Hay que romper con aquello que nos ata, atrevernos.
Cuando me entregaron el resultado [positivo al VIH], fue la afirmación de que en realidad yo no me amaba y que buscaba en el sexo reconocimiento, amor, cariño. Pero solo logré lastimarme. Ahora el virus me va a obligar a quererme y cuidarme, qué irónico. El sexo para mí era muy importante porque era el refugio a mis problemas. Ahora la vida me pide que vuelva a reconsiderar las cosas.
Somos seres perfectos, no hay que buscar la felicidad afuera, somos nosotros lo que toda la vida buscamos, no necesitamos que nadie nos quiera, nos valore, porque somos nosotros quienes debemos amarnos y valorarnos. Hay que soltar todos los pensamientos que nos hagan daño y abrir el corazón a reinterpretar todo de manera constructiva; soltar todo lo que nos haga daño, dejarlo, nada nos puede atar, venimos a ser felices.