A partir del 2004, la población trans de mi país empezó un proceso de sensibilización y organización para dejar de ser una comunidad aislada, estigmatizada y discriminada. Aunque todavía seguimos en esa vía, ya hemos aprendido mecanismos de empoderamiento en que apoyarnos todas las chicas trans para seguir en una lucha que es difícil, pero no imposible. Contamos con instituciones internacionales que nos apoyan.
Somos personas que vivimos con y sin VIH, pero al colectivo trans -y más el dedicado al trabajo sexual- se nos asocia con el VIH/sida. Así pues, podríamos decir que nuestro colectivo se está construyendo y sensibilizando social y políticamente para contribuir a disminuir los atropellos hacia nuestro grupo de población en Guatemala.