Bueno todo va pasando con lujos y sin falta de nada. Creces, las cosas ya no van tan bien, bueno ni van. Ya estas viviendo con abuelos paternos o maternos. Estudias y todo continúa en tu vida normal. Cuando terminé el colegio me matricularon en el instituto, pero lo deje porque empecé a tener malas compañías podemos decir.
El cannabis no era mi problema pues no me iba, pero las pastillas si ¡y mucho! De pronto tus amistades empiezan los fines de semana a probar la heroína, tú no. Pero llego mi cumpleaños: 18 años y quise probar. Me pasó como a todos, devolver y luego en la gloria. Los fines de semana, eran fijos. Después algún día por semana.
Un día te levantas y no estás bien. Todo te molesta, no es tu cuerpo, estás enganchado. ¿Qué haces? Pues buscar lo que te quita el mal y ponerte bien. Sin embargo, cuando te das cuenta estás robando y demás para ello. Yo que siempre lo había visto no daba crédito. Cuando tienes una hermana 3 años más pequeña y te enteras de que está en ello se te cae el mundo, pero crees que la sacas. No te das cuenta de que estás tan metida que te tienes que preocupar de ti. Y la cosa va para arriba, de golpe las dos.
¡Dios mío! Mi madre se quería morir y mi padre… ¿qué os voy a contar? Y nunca cogimos nada en casa, ojo. Pub, para vender y poder vivir y mantener el vicio. Venta en la calle, robos, cárcel, etc… Llegó un momento en que dije: “Hasta aquí llego”. ¿Por qué? Porque has caído en el hospital y tienes VIH.
No sabes qué pensar, estas queriendo asumirlo pero no sabes cómo. Con el tiempo asumes, vaya… y luego tu hermana que no veas. Mientras tanto ocurren muchas cosas porque la vida sigue y a tu alrededor pasan cosas. Y tú siempre en ese atolladero.
Llega la metadona y te la tomas bien, pero cuando quieres te pones un comodín. Hasta que decides dejarlo y quedarte con la metadona, estás casi igual. Pero sigues. Muere tu padre y después tu madre, tus abuelos etc… Entonces empiezas a bajarla y a tomar antirretrovirales, con los cuales unas temporadas bien y otras nada.
Y así transcurre la vida. De pronto tu hermana, lo que te queda en la vida y más quieres se muere. Quieres y le pides a Dios lo mismo, y te encuentras después de dos o tres años desde que te falta. Angustiada, con depresión grave, una minipaga, enferma, llorando noche y día. Y ya no vives, vegetas, te lo aseguro.
Es horrible, os lo cuento a grandes rasgos porque si os especifico, lo mío es un libro, os lo garantizo. Y si me decido algún día a terminar mis memorias os aseguro que serían dignas de leerse, porque todos tenemos mucho que contar, todos inventamos mucho, lo inimaginable, porque sacas dinero de una piedra, pero hay que vivirlo y pasarlo día a día. Sufrirlo por ti y por los tuyos. No se lo deseo a nadie, os lo juro y lo sabréis.
Besos.