Todos mis hermanos me apoyaron y siempre están ahí cuando los necesito

Eduardo

Por fin a mediados de febrero de 2017, me animé a buscar un médico infectólogo. Revisé varios perfiles de médicos hasta que encontré uno que me convenció y saqué cita para el 23 de febrero.

Al llegar al consultorio una secretaria muy platicadora me informó sobre el médico. Al conocerle se me hizo una persona sencilla, me contó de donde era y lo que hacía. De lo más tranquilo me preguntó para qué iba a verlo si me veía muy sano y le comenté todos los antecedentes que había tenido.

Fue una consulta larga en que me dijo el proceso que sería desde el hacerse la prueba hasta los tipos de tratamiento. Al día siguiente me hice la prueba, los resultados me fueron entregados el 2 de marzo y en ellos día positivo. Por supuesto quien leyó los resultados fue el doctor. Yo no quise abrirlos solo. Preferí tener al doctor conmigo.

Aquí una pausa. En la siguiente semana informé a mi familia de que tenía el VIH. Todos mis hermanos me apoyaron y aunque pocas veces lo hablamos, estuvieron y están ahí cuando los necesito.

Siguiendo con el relato les diré que los resultados, ya con la primera parte hecha el médico me habló y asesoró sobre el VIH y sida, qué diferencias había y que se debía prevenir.

En un principio me mandó hacer los exámenes de carga viral, hepatitis y linfocitos CD4 y CD8. Me mandó tomar un antibiótico por un tiempo y que me previniera de enfermedades respiratorias. Creo que esa fue la semana más pesada de digerir. No era el diagnóstico en sí, sino el estado actual de la enfermedad.

Unos días después me fueron entregados los resultados que le envié por correo electrónico a mi médico, él los leyó y me citó para ver las opciones de tratamientos.

En esa ocasión me preguntó sobre mi adherencia a los tratamientos médicos y mi constancia, qué tan regular era, mis hábitos de salud y estilo de vida y trabajo.

En esa cita decidió que tomaría un tratamiento que era de 2 tomas, una en la mañana y otra en la noche. Hasta la fecha no he tenido problema por los horarios.

Empecé mi tratamiento el 1 de abril y de ahí en adelante todo mejoró. Cosas que yo ya veía como normales, como son el dolor en las piernas y sudoración nocturna, recarga estomacal… todo fue desapareciendo poco a poco. Creo que lo que más tardó fue la sensibilidad de la panza por lo que comía, porque no podía excederme en nada.

A los 4 meses de iniciado el tratamiento todo es normal, casi como era antes de enfermar. De la enfermedad excepcionalmente me acuerdo, como hoy que me comentaron de un caso de sarcoma y pensé en las personas que tenían dudas sobre el tratamiento y aquí ando escribiendo… Bueno y las pastillas son una rutina diaria, al desayunar y antes de dormir.

Por supuesto en este periodo conocí a una persona maravillosa que hoy es mi pareja, y que tiene 10 años de diagnosticado, que ha sido un verdadero apoyo.

Qué más puedo decir sino que se hagan la prueba y, de ser el caso, se atiendan.

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