Llegué a casa y lo primero que hice fue pedirle perdón a mi madre por el daño que le estaba ocasionando y por la falta de confianza.
Algunos meses más tarde falleció aquella persona que me había transmitido el VIH. Él ya tenía la enfermedad avanzada (sida). Debo confesar que por un momento le tuve rencor por lo que me hizo, pero luego me di cuenta de que las cosas pasan por algo y a través de eso aprendí a valorar más a mi familia, amigos y a mí misma como persona.
Actualmente ya voy a cumplir 9 meses de tratamiento con mi pastilla. Estoy en un limbo de cómo contárselo a mis hermanos porque son los únicos que hasta ahora no lo saben y no sé cómo hacerlo.
Pero muy aparte de eso, obtuve el apoyo de mis papás, de mis mejores amigos y de algunas maestras de mi universidad que cuando me ven se preocupan por mí y de mi tratamiento.
Yo no me busqué esto, pero me acostumbré a vivir un diferente estilo de vida y a seguir en pie con mi carrera. Ojala que algún día llegue ese momento donde encuentren la cura de esto y solo sea un simple mal momento.