Testimonio: Mi único refugio

Rafael

Cuando me enteré de que era seropositivo, tenía pareja. Él, por fortuna, se mantuvo sano: no le transmití el VIH. Pero era cuando apenas iniciabamos nuestra relación, por lo que quizá lo que más nos unió fue mi enfermedad y no el amor. O al menos por mi parte. Se lo agradezco, pero para mí no era la pareja ideal. Duramos mucho tiempo. Con altibajos, claro. Él es un extraordinario ser humano. Pero era cuando todavía nos estábamos conociendo. En resumidas cuentas, después de siete años, terminamos.

Y digo que "se mantuvo sano" porque, desgraciadamente, a los dos años de que acabara nuestra relación contrajo el VIH por descuido (o irresponsabilidad). ¿De qué le valió todo lo que vivimos juntos? ¿Cómo pudo descuidarse si ya conocía de cerca mi experiencia?

En fin. Llevo más de tres años sin tener pareja… y sin tener sexo. Y lo extraño.

¿Podía pasarme algo más, aparte de estar infectado por el VIH?

La última vez que intenté practicar sexo, me salieron unos ‘granos’ o ‘papilomas’ en el ano. Y así estuve (sintiéndome apestado) durante casi dos años más, hasta que decidí que me los quitaran para quedar otra vez como antes.

Hoy, me siento solo. Quisiera volver a enamorarme, pero ya no sé ni cómo ni dónde empezar. He perdido la seguridad. Esa seguridad que -sin ser lo máximo, aunque me defiendo- me hacía sentir atractivo y deseable.

Mi vida es trabajo, trabajo y trabajo. Ese es mi único refugio. Y me siento triste.
 
Sigo con religiosidad mi tratamiento, aunque a veces me pregunto: ¿para qué? o ¿para quién?

No sé por dónde empezar ni a qué sitio debo dirigirme para buscar ayuda o recibir un comentario que me ayude a levantarme. Por eso escribí aquí, buscando un consejo.

Ojalá este sea el canal.

Un saludo

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