No es mi historia, pero sí es mi tristeza. Mi hijo fue diagnosticado del VIH en junio de 2016 y ya llevaba 10 años con la infección. No solo es el sufrimiento de las personas que son diagnosticadas, también es el sufrimiento de sus familias, de las personas que solo queremos apoyarlos y ayudarlos a salir adelante.
Mi corazón está destrozado. Por más que yo quiera luchar y ayudar a mi hijo, él no quiere. Se está dejando morir.
A todos les digo que luchen, que no se rindan, que la vida es muy hermosa, que hay muchas personas que los quieren y quieren su bienestar.
Un abrazo.