Tras esto, comencé a tomar anticonceptivos, pero todos me sentaban mal; entonces, empezaron a hacerme analíticas. Los resultados eran buenos, pero tenía las plaquetas muy bajas, sólo tenía 40. Luego, me hicieron más pruebas para averiguar el porqué. Me realizaron la prueba del cáncer y no salió nada bien. En ese momento, el médico me preguntó si me importaba que me efectuaran la prueba del VIH. Respondí que no, tan tranquila, sin pensar que el día de los Santos Inocentes de 1994 me iban a decir que era seropositiva.
Pensé que era una broma, pero no fue así. Sólo tenía 17 años. Fue el peor día de mi vida, aunque, la verdad, no me lo tomé tan mal, creo.
Me informaron directamente sobre la enfermedad. Me dijeron que mi vida iba a ser igual. Lo único es que me tenía que cuidar más. Eso de igual es mentira; desde entonces, no he vuelto a ser la misma de antes.
Bueno, estaba tan mal porque también tenía a una niña de tres meses. Creí que mi hija estaba infectada, pero no fue así gracias a Dios.
Mi familia pensó que me lo había contagiado mi pareja de entonces, por el pasado que tenía, pero no fue así. Me infecté por la transfusión de sangre que me hicieron en el parto. Podía haber denunciado al hospital, pero mi madre no quiso por eso del "qué dirán". Si esto me sucede ahora lo hubiera denunciado, pero por aquel entonces no pensaba en otra cosa que no fuera en el hecho de que me iba a morir y me daba igual todo. También pensaba en qué diría la gente si lo supiera. Ahora paso. Nadie me va a devolver mi salud ni tampoco se preocupara de si estoy bien.
La verdad es que la vida me ha dado muchos palos, aunque el peor vino después… Desde el diagnóstico siempre usaba preservativo, pero un día se me pasó y quedé embarazada. Bueno, me hizo ilusión, pero no sabía si tener un hijo por lo de mi enfermedad. Pensaba en el niño. No lo podía condenar a que naciera malito. Pero me arriesgué y seguí para adelante con todas las consecuencias. Me trataron como de alto riesgo y me propusieron un parto por cesárea. Decían que nacían con menos riesgo y acepté.
Yo hacía lo imposible por mi niño. Lo pasé muy mal durante el embarazo. Me vi sola. Mi pareja no me apoyó nada cuando me encontraba con la incertidumbre de si saldría bien o no; lo afronté sola. Entonces, llegó la hora. Nació la alegría de mi vida …aunque todo no salió bien. Era precioso, pesó 3.670g y tenía buen aspecto. Lo tuvieron en observación desde el primer momento… pero todo lo que había hecho por él no sirvió para nada: dio positivo en la prueba.
Me quise morir. Ese sí fue el peor día de mi vida. Más difícil que aquel 28 de diciembre de 1994. Bueno… pero mi alegría llegó 18 meses después, cuando le dieron el alta, pues ya era seronegativo. Ese fue el mejor día de toda mi vida. Por fin una alegría tras tanto tiempo esperando.
Ahora pienso que mi elección fue gratificante y que volvería a tomar la misma decisión, con todas las consecuencias.
Sobre mi enfermedad, tengo que decir que he tenido altibajos. Llevo 14 años con VIH y he tenido que cambiar muchas veces de tratamiento, pues me sentaba mal. También he soportado muchos efectos secundarios. Estuve con una depresión durante muchos años. El porqué me siento sola en esto… No es que mi familia no me ayude, es que en esto se necesita mucho apoyo y cariño, y ellos no me lo dan, ni que sea acompañarme al médico, preguntar, hablar… Nunca hablo de esto y, a veces, lo necesito.
Esto es así. Hay días buenos y días malos. Pero encontré mi mejor apoyo en mi actual pareja. Cuando lo conocí le oculté mi estado, pero cada día que pasaba más me remordía la conciencia. Un día me decidí y le conté todo. Fue lo mejor que pude hacer. Mi pareja me ayudó desde el primer momento. Aunque no hablo con él de esto, siempre está pendiente de mí y de si me encuentro bien. Se desespera si me pongo mala.
Hace poco, estuve ingresada y él fue quien más estuvo a mi lado. La verdad es que me encontré muy mal, pero con su cariño me recuperé pronto, si bien puse mucho de mi parte.
Lo principal en esto es tener mucha fuerza de voluntad y no tirar nunca la toalla. Yo, a lo largo de estos años, he tenido que pasar por muchos baches, pero con fuerza y voluntad, se supera todo. Para mí no ha sido ni es fácil. Porque si yo me lo hubiera buscado como otras personas que lo han contraído por drogas o por no cuidarse, pues vale, creo que lo aceptaría, pero tal como fue mi caso, es muy duro.
Siempre he sido una persona sana. En mi infancia sólo tuve la gripe y nada más. Quién me lo iba a decir. Pero tengo que luchar, sobre todo por mis hijos, que son mi vivir de cada dia, y por mi pareja, que es mi gran aliento.
Bueno, desde hace unos meses me encuentro estupendamente. Me cambiaron el tratamiento. Estoy tomando unas cuantas pastillas, más que nunca, pero lo llevo bien. He ganado bastante peso. Antes pesaba 49kg y ahora 61. La verdad, tengo mucho apetito. Antes lo había perdido.
Tengo un nivel de CD4 de 1.432, antes estaba en 461. Ha mejorado mi aspecto físico, lo que me da un poco de alegría para sobrellevar esto. Estoy muy contenta. Lo que no sé es cómo tengo la carga viral, pero esto depende de muchos factores.
Lo importante es que yo me veo bien. Hacía tiempo que no estaba así. Quiero deciros a todos los lectores de la revista LO+POSITIVO y a todas las personas que estén en la misma situación que yo, que no tiréis nunca la toalla y, sobre todo, que os cuidéis. Con fuerza de voluntad, todo se puede. Además, hay muchos adelantos hoy en día para llevarlo mejor.
Quisiera agradecer a todos los creadores de la revista LO+POSITIVO por la oportunidad que dan de expresar lo que sentimos, por permitir desahogarnos con nuestras historias y, sobre todo, por la informacion que ofrecen.
Os encontré un día en el Hospital de Córdoba y me habéis ayudado mucho a resolver preguntas que me hacía y nadie respondía.
Gracias por todo.