Mi nombre es Alejandra y claro tengo VIH desde que nací, desde que estaba en la barriga de mi mamá, pero ¿a quién le tengo que echar la culpa?, ¿a mi mamá por no cuidarse o a mi papá que le ocultó toda su segunda vida?
Gracias a Dios he podido salir un poco hacia adelante. Cuando tenía dos años comencé a recaer mis papás no sabían sobre lo que me pasaba, me llevaban en hospital en hospital, mejor dicho era como mi segunda casa. Al ver que todos los médicos decían lo mismo que era una "gripe" que era normal de los bebés, por fin dieron lo que tenía. Cuando me lo diagnosticaron, yo ya estaba en los huesos, estaba a punto de morir. Los médicos no me daban esperanzas de vivir.
Cuando mis padres se dieron cuenta de lo que tenía empezaron los reproches de quién era el culpable etc. Pues aquí era mi padre quien lo tenía y pues al final lo aceptó, y pudieron darme el tratamiento y una transfusión de sangre, ya que con dos años había perdido mucho peso. Estaba hecha un esqueleto.
Luego de probar varios medicamentos llegaron las desventajas porque las pastillas casi no me hacían el efecto y comenzaban a salir esa alteración y parecía un monstruo.
A medida que iba creciendo yo iba mejorando, pero mi papá fue decayendo. Mi mamá al ver que mi papá nos había infectado decidió abandonarlo porque solo se la pasaba bebiendo alcohol y cuando reaccionó se dio cuenta de que mi mamá se había ido a España para darnos buena vida a mí y a mis dos hermanos mayores, que salieron bien sanos.
Cuando tenía 5 años mi padre falleció, ya que no se cuidó. Cuando vio que había perdido a su amada mujer se dedicó al abandono. Menos mal que teníamos a mi abuela por parte de madre, que hoy en día es como mi mamá, ya que ella estuvo en los peores momentos de mi vida.
Después de que pasó todo esto mi abuela se consiguió una pareja y resultó que era un degenerado porque abusaba de mí y me amenazaba diciendo que si decía algo mataba o quemaba la casa de mi abuela, pero como era mi gran tesoro me hacía tener miedo. Me escondía debajo de la cama para que no me tocará más ????.
Después iba creciendo y no me tomaba los medicamentos. Comencé a recaer pero ahí estaba mi abuela durmiendo en el hospital con su nieta y yo callándome y ocultando un gran delito para que no le pasará nada malo a mi familia.
Cuando tenía 10 años por fin llegó el día en que ese monstruo se fue de mi casa, de la casa de mi abuela. Pero no penséis que se lo conté a mi abuela, ella se dio cuenta porque a mi hermana le hacía lo mismo y era mayor y ella sí que no se quedó callada, pero a mi claro como tenía 6 años me tenía con miedo todo el tiempo que me tocó soportar a ese monstruo.
Con 15 años mi mamá me trajo a España. Qué triste dejar a mi familia en Colombia, pero a la vez contenta porque habían sido 10 años sin convivir con mi mamá. En Colombia me habían diagnosticado también tiroides con 10 años ya que me desmayé muchas veces.
Al venir aquí a España me metí a tratamiento y me dijeron que me habían obligado a tomar una pastilla por un problema de tiroides que nunca existió. O sea, que nunca tuve eso.
Conocí a un chico y empezamos a salir. Cuando llevábamos 2 años le dije lo que tenía. Me daba pánico su reacción ya que aquí son muy racistas sobre esta enfermedad. Su reacción fue darme un abrazo y un beso diciéndome que me iba apoyar en todo. Uf, qué suerte tuve con el hombre que conseguí.
También iba al instituto y me hacían bullying y mi novio me defendía. No soportaba verme llorar por unos idiotas, así que se iba detrás de ellos a darles su lección.
No soportaba y no soporto que la gente me diga anoréxica. No lo soy, pero por mi enfermedad no puedo engordar. Tengo depresiones por esto mi complejo es esto, me siento menos que todos. Lloro sola en mi cuarto y mi novio me dice que soy fuerte porque me lo callo todo, pero cuánto quisiera gritar llorar y llorar pero siempre hay un motivo para salir hacia adelante.
Quería contar mi historia y decirles a esas personas que no saben qué hacer que sean fuertes y que piensen en sus hijos, que siempre hay una salida para todo y que Dios está siempre con nosotros. Dios me dio una segunda oportunidad y le doy gracias por ello. Ahora tengo 21 años y por lo que me toca recorrer aún.
Un saludo, mi gente positiva.