Me cambio la vida en un día, ¡pero todo sigue igual! Y podemos ser amados

Anónima

Hola buenas. Les contaré un poco mi historia. Bueno, siento que la vida me cambió de un día para otro. ¡Hace más o menos una semana me enteré de que el bicho vive en mi cuerpo! El bicho que yo no elegí para que me acompañe el resto de mi vida y que nunca pensé que me iba acompañar.

Bueno primero decirles que no me enteré por hacer la prueba por mi propia iniciativa, sino por haber ido a donar sangre ya que siempre tuve buena salud. Cuando me ponía mala me duraba dos días y ya. Hago deporte, me siento plena. Siempre pensé que yo estaba sana ya que me suelo poner mala una vez al año y muchas veces todos pillaban un constipado en casa y la única que no lo pillaba era yo.

Resulta que me hago una analítica general en la que no te hacen la prueba del VIH. Entonces, al ver que tengo todo bien me voy a donar sangre, mi sorpresa fue al otro día cuando estaba trabajando me llega una llamada del banco de sangre y sentí como si me diera un ataque.

Contesto y me dice que quieren hablar conmigo y que tengo que presentarme allí al otro día porque la doctora ya se iba, y yo le pregunto: “Pero, ¿por qué? ¿Qué tengo? ¿Algo malo?”. Le hice tantas preguntas en dos minutos y me empecé a agobiar y solo me decía: “todo tiene solución”.

En mi desesperación dejé a alguien remplazándome en el puesto de trabajo y me fui a un ambulatorio a 10 minutos de ahí que recostaba que hace unos años había hecho una prueba de VIH al cual mi gran error no fui a recoger resultados y pensé: “no tengo nada. Si no, me hubiesen llamado”.

Llego, hablo con la chica, doy mis datos y le digo que me hice unas pruebas hace unos años y tal. Me dice: “sí, en 2013”. Y me dice: “eres VIH positiva”, pensando que yo lo sabía claro y en ese momento me tapo la boca y le empiezo a decir: “no, no, no, yo me quiero morir, y ¿cómo no me llamaron? Me voy a matar”, le decía yo en toda mi desesperación y solo lloraba y le decía que me quería morir fue algo terrible porque es la noticia que nunca esperas.

En ese momento solo pensaba que mi vida se acabó, que mis ilusiones se acabaron y cómo se lo iba a decir a mi pareja con la cual estoy desde 2012. Viene la doctora porque la chica la llama y no podían creer tal fallo y que además no constara eso en mi historial médico. Entonces yo le decía a la doctora: ¿Cómo se lo digo a mi pareja? ¡Yo solo me quiero morir! Tengo 26 años, ¿no voy a poder tener hijos?”.

Y ella muy amable se sentó y me explicó que esto ya no es como antes, que ahora hay tratamientos con los que puedes vivir muchos años, que sí voy a poder tener hijos, que haría una vida normal y que solo lo sabría quién yo quiera que lo sepa. Me tomó la mano y me dijo que me calmara, que hay personas que solo están con una en toda su vida y tienen la mala suerte de tener que vivir con esto y otras que juegan a la ruleta rusa no se cuidan con nadie y nunca les pasa nada.

Me pidió que llevará a mi pareja, que le tenían que hacer análisis y que si fuera positivo no sabíamos cuál de los lo tuvo primero. Me sacaron sangre y me dijeron que tenía que volver a la semana y a poder ser con mi pareja.

Llamé a una amiga que estaba fuera de la cuidad y se volvió al otro día para estar conmigo. Yo solo pensaba en mi pareja. El simple hecho de cómo iba a reaccionar, de que tal vez yo le había hecho daño a la persona que más amo y que le da sentido a mi vida me volvía loca.

Esa noche solo lloré toda la noche. Sin dormir, sin comer. No sabía qué hacer, cómo se lo iba a decir. Tenía el alma rota.

Llamo a mi mamá y hablo con ella y solo sentía que necesitaba tenerla conmigo como cuando era pequeña y me dolía algo o dormir abrazándola como cuando mis únicos problemas eran que me obligaran a dormir sola. Y sentía un ahogo dentro de mí, un dolor… Busqué información y entendí que el VIH no es sida y que tiene tratamiento.

La vuelvo a llamar y le digo: “mamita”, me pongo a llorar y le digo que me perdone. Ella me pregunta: ¿qué pasa, hijita?” y le respondo que tengo el VIH. Ella me contesta: “¡no me digas eso! Eso tiene que estar mal” y le digo que por favor no diga nada y que me deje explicarle, que solo necesito su apoyo. Le digo: “¡Te necesito! aunque estamos a un océano de distancia” y ahí le explique qué esto no es sida y que tiene tratamiento. Ella me decía que todo va a salir bien yo solo le decía por qué me pasa esto mí, qué había hecho para que me pasara esto, ¿Por qué? ¡Tantas preguntas sin respuesta!

Estoy tres días desconsolada, solo lloro, me cuesta dormir. Solo tomaba pastillas para poder dormir el dolor que me daba que mi madre esté pasando eso y cómo decírselo a mi gran amor. Voy al lugar donde doné sangre. Ya no quería saber nada de eso y le dije a la doctora llorando: “¡Ya sé lo que tengo, ayer me fui al médico!” Le empiezo a hacer preguntas, que no me sabía contestar, como si podía tener hijos y esas cosas….

Contacto con una ONG, que me trató muy bien y me dieron toda la información que necesito. Me hacen entender que depende de mí vivir y que no me voy a morir… Me quedo más tranquila por ahí, pero me sigue mortificando cómo decírselo a mi pareja. Tengo el apoyo de mi amiga esos días, que me cuida como si fuera mi mama. ¡Le agradezco eternamente su apoyo!

Y quedo con mi pareja y me empieza a preguntar el motivo por el que me han llamado del hospital y qué me han dicho. Y yo no sabía qué decir, solo le digo que en ese momento no quiero hablar de eso. Y me dice: “¿es algo grave?” Le digo: “Depende, todo tiene solución”. Luego me dice: ¿”Me influye a mí?”. “Puede ser”, le dije. Y le pedí que fuéramos a un lugar más íntimo para hablarlo, ya que estábamos en un restaurante.

Fuimos a un local de copas y le digo que soy VIH positiva y que él tiene que hacerse pruebas y que pude ser negativo. Me dice: “¿Me estás haciendo una broma?”. Le contesto que no y digo: “Yo voy al baño y si cuando vuelva te fuiste lo voy a entender si te doy asco”. Y cuando vuelvo lo que hace es abrazarme besarme y decirme que todo va a estar bien.

A mí me sorprendió su reacción, ya que esperaba que se enfadase. No sé, ahí me di cuenta de que estaba equivocada con él. Luego al otro día me derrumbé porque lo vi mal y solo me decía que me iba a cuidar. Luego fuimos a que se hiciera la prueba la cual yo pedía a dios que fuera negativa pero él me decía que era imposible porque llevábamos 3 años y medio de los 4 de relación teniendo relaciones sin cuidarnos y siempre fuimos una pareja muy activa.

Yo pensaba si le sale negativo se acabó la relación. No es justo condenar a alguien a estar conmigo. Hizo la prueba y llegó lo más esperado por mí, resulta que mi pareja es negativa y me dio una emoción que me puse a llorar y lo abracé y él me dijo: “Mi amor, vamos a salir adelante, vas a ver y si querés tener hijo lo vamos a tener”.

Incluso ahora cuando me acuerdo ese momento se me estremece el corazón y pienso que ya entiendo cómo pude amarle tanto más que a mi vida. Yo pensaba si me decían te mueres mañana y tu pareja no tiene nada lo hacía.

Me demostró que es una persona maravillosa que me cuida más que nunca, me ama y yo a él. Con esto aprendí que cuando alguien te ama realmente por más que los obstáculos y las barreras sean grandes, esa persona siempre te va estar agarrándote la mano.

Por eso hay que siempre decirle a las parejas la verdad si son positivas. Si esa persona te quiere bien, seguirá ahí sino se irá, ¡y vendrá alguien mejor! Que no tengáis miedo de hacer la prueba que es mejor esto sea pillado a tiempo y no cuando ya es sida, que ahí es más difícil o puede ser tarde que no hace falta tener síntomas, ni ser delgado ni ser drogado para nada todos podemos tener la mala suerte de que el bicho se nos instale no importa si eres guapo feo ni condición social.

Tener relaciones sexuales con protección, hacerse pruebas y que sus parejas también si vais a dejar de cuidarse que todo sea seguro. No solo existe este bicho cínico que se instala sin pedir permiso, hay enfermedades peores que también se transmiten teniendo sexo, y yo esto no lo sabía hasta ahora que busqué información. Somos tan ignorantes y nos gusta juzgar sin saber.

La hepatitis C también es mala pero el VIH está mal visto por la sociedad y no es peor que otras enfermedades, solo que la gente que lo tenemos somos juzgadas.

Si tenéis duda haceos la prueba. Yo pensé en algún momento que para qué fui a donar sangre. Sin embargo, ahora pienso que es una desgracia con suerte porque me dado cuenta a tiempo y peor sería haber enfermado.

El mes que entra empiezo el tratamiento y todo sigue igual. Esto no me impide trabajar, ni estudiar, ni amar, ni mucho menos vivir. A veces me dan bajones pero lo voy superando.

No te rindas, lo que hoy es tu prueba mañana será tu testimonio, ¡sigue gratificando a dios!

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