Testimonio: Más vale olvidar

María

Mi historia empezó hace años, no recuerdo si doce o trece; entonces, tenía pareja. Ahora estoy divorciada de un gran embustero. Según dice, había sido donante de sangre. Explica que no lo sabía, que todo comenzó por mí, ya que me dedico a cuidar enfermos. Me transmitieron una tuberculosis linfática y me hicieron una biopsia, puesto que pensaban que podía tener un tumor. Bien, los resultados fueron que tenía el VIH.

 Yo no sabía ni qué era eso. Fuimos a por los resultados él, mi hermana y yo. El médico, al ver a tres personas, me llamó a mí sola y me dijo que al principio pensaba que tenía un tumor, pero al hacer las pruebas pertinentes comprobó que tenía el VIH. Y yo le pregunté: "¿Y eso qué es?". A lo que respondió: "El virus del sida".
 
Me quedé anonadada porque no estaba al corriente de eso ni de cómo se transmitía. El doctor salió y llamó a mi ex marido. Le comunicó que tenía que hacerse la prueba del VIH. Él le dijo que de acuerdo. Salimos y mi hermana me preguntó: "¿Pero qué pasa?"; a lo que contesté: "Nada, que soy portadora del VIH". Mi hermana fulminó a mi ex con la mirada. Él dijo entonces que la prueba no se la quería hacer. Yo le amenacé con dejarle. Me indicó que si se hacía la prueba lo haría en el hospital al que él iba, no al que acudí yo. Claro, sabía que yo iba a remover bien el tema.
 
Dio positivo. Comentó que él no podía ser seropositivo. Primero me dijo que todo se debía a una intervención quirúrgica que me hicieron. Yo había tenido una relación anterior a ésta y mi compañero de entonces engañaba a su pareja conmigo. Yo ni sabía que eran pareja, sólo me dijo que estaba en una habitación de alquiler. Resulta que un día tuvimos que hacer unos papeles y él debía poner la dirección: yo me guardé uno de los papeles. Me preguntó: "¿Y eso?, ¿para qué te lo guardas?". Le contesté: "De recuerdo". Pues bien, me sirvió de mucho, ya que llamé a esa señora y le expliqué lo que había. Me comentó que no podía ser. Le dije que se realizara la prueba del VIH. Se la hizo. A la semana, tenía un mensaje en el contestador de mi teléfono en el que me comunicaba que, efectivamente, era portadora. Por aquel entonces, yo a él ya le había dejado, puesto que me engañó con una marroquí. Otra a la que tampoco dijo nada. La llamé por teléfono y me explicó que tomaba medicación porque le dolía mucho la espalda. Parece como si la oyera ahora.
 
El hecho de que la hubiera engañado fue la causa de que le abandonara, ya que no perdonaba eso. Pasó un tiempo y me llamó por teléfono para vernos. Yo tenía ganas de saber de esa chica. Me llevó a la casa donde vivían y me indicó: "Mira el informe médico". Ella no era portadora. Ahora le echaba la culpa a la pareja que me lo transmitió a mí.
 
Un día, a mi hijo le hacía falta una herramienta para el coche y le dije que se fuera al coche de él: yo tenía un duplicado de las llaves. Al cabo del rato, subió mi hijo, muy enojado, y me preguntó: "¿Mamá, pero con quién has vivido?". Le  respondí: "¿Y eso?". Entonces me indicó: "Mira este papel". Lo vi. ¿Qué era? Un impreso en el que se daba de alta en una agencia para hombres gays. En fin, más vale olvidar.
 
Quiero animaros a todos, puesto que la vida sigue. Hoy por hoy, tengo mis CD4 a 1.435. Estoy genial y así estaréis todos/as.
 
Tenéis que cuidaros. Nada de drogas ni de alcohol. A vivir, que la vida es muy bonita.
 
Muchas gracias a quien me lea por perder el tiempo con esta nueva vivencia.

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