Mi mundo se vino abajo, no sabía qué hacer ni qué iba a pasar en mi vida, pero la confianza en Dios prevalece.
Estoy ahora presentando los síntomas recientemente. Lo mismo que pasó mi pareja lo estoy pasando yo. No sé cómo me infecté, pero sigo luchando para no caer en una depresión y que este virus ataque mi cuerpo más de lo que ya está haciendo.