Me mortifica saber que dependo de la medicación hasta los últimos días de mi vida, siendo que hasta entonces era una persona absolutamente sana. Estoy enojada conmigo misma, aunque tampoco sabré nunca cómo lo contraje, si por mi marido o por mí, ya que estuvimos algunas veces separados en nuestros 40 años de matrimonio. Para mí no deja de ser una tortura y lo vivo con mucha vergüenza. ¡Gracias por éste espacio y buena vida para cada uno de Uds.!