Les comparto mi historia a todos, por lo singular que fue. Inicié mi vida sexual hace no mucho tiempo. Mis parejas han sido muy pocas y procuré siempre protegerme, excepto en la última ocasión, cuando me descuidé del preservativo en escaso un minuto. Confié tanto en esa persona que me preguntaba: “¿qué me puede pasar?, los dos estamos sanos", pensé. Nunca pensé que mi vida cambiaría tan drásticamente por ese hecho.
Trabajo en un hospital, haciendo prácticas con pacientes, laborando y demás, en pocas palabras, seré médico en poco tiempo. A diario en mi servicio mandábamos muestras de pacientes para paneles virales y obteníamos sus resultados en breve. No me había hecho un panel viral antes, pues confiaba tanto en que mis relaciones eran "seguras", pero aun así tenía la inquietud de hacerme uno.
Resulta que a los dos meses y medio de mi relación de riesgo, una noche, por un motivo extraño comencé a soñar que me mandaba a hacer un panel viral en el hospital donde trabajo y que era una de mis mejores amigas quien me tomaba la muestra. En mi sueño pensaba: "total, es muy sencillo enviar la muestra y obtener el resultado, ¿por qué no?". Hubo una vocecita que me repetía constantemente: "hazte un panel, hazte un panel, ¡Ya!". Abrí de inmediato los ojos y lo primero que pensé fue: “Me voy a hacer un panel viral”.
Todo coincidió ese día para que sucediera. Llegué por la mañana al hospital y encontré a mi amiga (la del sueño) sola en nuestra área de trabajo. Le comenté lo del panel y accedió a tomarme muestra de sangre. Yo mismo bajé la muestra y la dejé en laboratorio, aún sin esperar nada como resultado.
No sé bien si creer en Dios completamente, no sé si aquel sueño fue un presagio de lo que estaba por venir. Y si lo fue, y si Dios existe, agradezco haber tenido aquel sueño, de lo contrario, hoy seguiría sin saberlo.
Llegando el fin de semana, resultó que vi de nuevo a aquel tipo con quien tuve mi último encuentro. Fuimos a comer únicamente, pero hubo algo ese día que llamó mi atención en él, "me acaban de diagnosticar Herpes Zoster", me dijo.
Pudo haberle dicho a alguien más eso y creer que todo estaba bien, a quien sea, pero no a alguien con el conocimiento necesario para saber que un herpes zoster no da a menos que se esté inmunosuprimido. Le hice el comentario de que me había hecho un panel viral, pero aún no tenía resultados, así que le recomendé se hiciera uno. No me tomó en cuenta.
A la semana siguiente, llegó el tan inesperado y tan temido día de los resultados. Fue mi amiga quien tuvo el valor de hablarme y entregarme de sus propias manos un resultado con VIH positivo.
El mundo se te derrumba, sientes que tu vida termina en un segundo, y que es la palabra "POSITIVO" quien clava el puñal justo en tu alma. Quería gritar, llorar, tirarme al piso, golpearme la cabeza mil veces y decir: “es un sueño y voy a despertar, esto no es cierto, no me puede pasar a mí".
Comenzó entonces una lucha constante entre la realidad y mi propia esperanza. Hoy sé que si alguien sabe realmente lo que es tener fe, somos quienes pasamos por un duelo similar.
Quince días tardaron en darme un resultado confirmatorio de VIH, los 15 días más largos de toda mi vida, los más amargos, quince días de fe y esperanza, de creer en una segunda oportunidad que jamás llegó, o que aún no ha llegado.
Hoy día, toda mi familia lo sabe, todos me apoyan en este duelo tan grande, mis amigos me brindan su cariño y entero apoyo. Hoy sé que todo depende sólo de mí.
No quiero estar solo y aún temo a lo que está por venir. En el hospital donde estoy es como si todo me llenara de señales de vida, los pacientes me llegan a decir frases que me hacen pensar en muchas cosas. Veo casos de pequeños y ancianos que parten a otra vida con la esperanza de un mañana, pacientes que sufren de diversas condiciones que los limitan a tener una vida como el resto y aun así salen adelante, sonríen y luchan por vivir.
La vida da mil vueltas y hace cambios con los que, aunque no nos gusten, debemos aprender a vivir.
Hoy no sé si estoy listo para vivir con esto, y me aterra tanto lo que viene, me aterra quedarme solo. No sé por qué Dios eligió este camino para mí, o por qué me castiga en esta forma. Los médicos que me orientan en mi proceso son muy alentadores, me dicen que "probablemente exista la cura en poco tiempo", que debo luchar y seguir adelante.
Me pone mucho a pensar en qué planes tiene la vida para mí. Hace poco leía que sólo el 5% a 10% de los infectados se dan cuenta cuando recién se han infectado (infección aguda), sin un solo síntoma… 90% cuando ya el virus ha comenzado a hacer estragos. Soy parte de ese minúsculo 5% que un día hizo caso a un sueño de hacerse una prueba. La vida quizá me advirtió antes de tiempo. Para qué, no lo sé
Me asusta y me aterra lo que está por venir, pero hoy son mis ganas de vivir y salir adelante las que me hacen saber que en verdad puedo, que no estoy solo, que el futuro no se asegura para nadie y sólo importa lo que vivimos hoy. Que razones para vivir hay muchas y que en el mundo hay tantos viviendo bajo la misma condición y otros tantos que, sin saberlo, como me sucedió, van por la vida infectando a más personas.
Somos un mundo de personas viviendo bajo esa misma condición. Nuestra condición es vivir.
Espero saber qué opinan, un abrazo.