Le dije que ya me lo había hecho hacía un mes, pero insistió y volví a hacerlo. El test me dio positivo, así que conjuntamente con mi médico clínico decidieron hacer las pruebas confirmatorias.
Ahí estaba el resultado, claro como el agua. Tengo VIH. No puedo decir cuándo me infecte, siempre me cuidé y siempre estuve en pareja. Los últimos meses había estado solo, saliendo con un par de chicos, pero siempre me cuidé. Evidentemente algo salió mal en algún momento, y bueno, acá estoy.
Por ahora mi médico infectólogo me dijo que no era necesario tomar la medicación, ya que mis defensas estaban bien y la carga viral es relativamente baja. Gracias a la vida, mi familia, está conmigo, apoyándome y brindándome muchísimo amor. Mis amigos más íntimos también y, aunque suene loco, a los pocos días de haber sido diagnosticado, conocí a un chico sin VIH que se puso de novio conmigo, sin importarle mi estado.
Pienso seguir adelante y dar batalla. No hay lucha que se pierda si no se abandona. Sigo y pienso seguir con mis actividades habituales. Empecé a comer mejor y a reforzar la actividad física, aunque parezca mínimo, estoy empezando a cambiar hábitos. No tomo alcohol, o tomo poco y procuro comer lo más sano que puedo.
Respiro hondo cada vez que siento que quiero bajar los brazos o que me pongo triste. Esto me tocó, como me podría haber tocado ser diabético, hipertenso o muchísimos problemas más. Esto no me va a tirar abajo. Ante todo hay que tener una mirada positiva hacia la vida.
Hoy decido vivir, hoy decido estar sano, hoy decido SEGUIR.