Después de mi diagnóstico llore por él y por mí, pero al final ya no había remedio, el daño ya estaba hecho.
Desde aquel día me propuse ser feliz y seguir mi tratamiento al pie de la letra. No es un misterio que no se pueden hacer cosas como antes, pero esto no es un limitante, todo va en el cuidado que tengas.
No dejé que esa enfermedad me debilitara, decidí cambiar y ser el mejor novio para él, lo cuido muchísimo. Él estudia y yo también. Hemos construido un futuro encima de ese virus demostrando que somos más fuertes con ayuda de los médicos, el medicamento y Dios. Hace 8 meses que somos indetectables, pero seguimos con precaución.
Amigos del foro, solo les digo una cosa: vale la pena luchar cuando se tienen ganas de vivir. Saludos desde Bogotá (Colombia).