God is love

Anónimo

Siempre me ha gustado el gym y hacer ejercicio de pesas. Siempre tuve muchos sueños y sobre todo muchas ilusiones. Perdí a mi padre cuando era un niño, pero mi madre siempre estuvo ahí haciendo de padre y madre a la vez, ¡qué pedazo de mujer! Siempre la he admirado y la he respetado y, sobre todo, la he amado y la amo más que a mi vida entera.

Tengo un carácter un poco fuerte, pero mi familia y mis amigos me adoran. Siempre hago sonreír a los demás y resulta muy fácil saber cuándo me pasa algo, porque mi cara lo dice todo, ya que casi siempre estoy riendo o haciendo algunas travesuras. Aunque tengo 30 años y soy maduro, muchas veces siento que soy como un niño. A un par de meses de haber cumplido años -mis 30 años-, un día, preparándome para ir a entrenar, sentí escalofríos y noté que tenía el cuerpo un poco cortado, como si me fuese a dar un poco de gripe y fiebre. Me resultó raro, porque de niño era bastante enfermizo, pero de mayor nunca me ponía malo, nunca me daba gripe y mucho menos fiebre.

Me tomé una pastilla para el malestar y me fui a entrenar. Cuando regresé de allí, me sentía más o menos bien. La noche fue tranquila, pero la fiebre subió y la garganta se me puso muy mal, con mucho dolor. Yo estoy operado de garganta y nariz. Me resultaba raro, porque pocas veces me ponía malo de la garganta. Estuve con la garganta muy irritada y el dolor era horrible. La fiebre no se me quitaba. Los días pasaban y no iba al médico, pues pensé que sería el cambio de tiempo y que con calmantes mejoraría. Al cabo de 4 día seguía aún peor y tragar comida me era imposible.

Decidí yo mismo empezar a tomar un antibiótico por 10 días, lo consulté con un amigo médico, me dijo que empezara a tomarlo y así lo hice. El antibiótico me quitó la fiebre y me puse bien de la garganta. Yo vivía en Europa y quería viajar a América -estar un tiempo fuera de Europa-. Hacía un año que me había hecho pruebas de todo tipo y todo estaba bien. Gracias a Dios estaba negativo al VIH. Entonces decidí hablar con mi amigo médico y hacerme una analítica general, ya que tenía planes de irme fuera un tiempo. Al momento me dio los resultados y todo estaba bien. Gracias a Dios.

Solo había que esperar 7 días para los resultados de las pruebas de infecciones transmisión sexual. Debo confesar que estuve esos días sin dormir, porque me preocupaba mucho el resultado de esas pruebas. Siempre intenté ser muy precavido a la hora de tener relaciones sexuales, pero también es verdad que algunas veces me sucedió que el preservativo se rompió y, en algunas ocasiones, cuando me di cuenta, ya era tarde. También debo decir que soy bisexual, aunque mi experiencia con chicos, las dos veces que intenté algo serio, no fue buena, pero no me quejo. De todo en la vida se aprende.

A los 7 días me escribió mi amigo y me dijo que se tenía que repetir la prueba, porque había un resultado dudoso con el tema del VIH. Es lo más triste y duro que me ha pasado en lo personal. Recuerdo que estaba sentado en la cama de mi habitación y cuando leí ese mensaje me tiré al suelo boca abajo con las dos manos en la cara y lo que único que yo decía era que esto no podía estar pasándome a mí. Ahora mismo no sé describir cuántas cosas me pasaron por la mente en fracciones de segundo. El mundo se me vino abajo. Recuerdo que me quedé como ciego y sin palabras. Yo no atinaba a nada y hubo un momento en que miré fuera de mi habitación, donde había un balcón y a mi mente vino un impulso que me decía: “sal corriendo y tírate, ya se acabó, no hay más vida, no hay futuro, no te mereces vivir, no eres nada, ya no vas a poder ser papá y así nadie te va a querer”.

Pero en toda esa confusión yo sabía que no podía quitarme la vida, porque, aunque el mundo me diera la espalda, había alguien que me amaba sobre todas las cosas, alguien que siempre está ahí para mí y que no me rechaza ni me juzga. ¿Cómo hacerle eso a mi Dios del cielo? Yo siento una pasión muy grande por Dios desde que soy un niño. No porque me lo inculcaran mis padres, es algo que siempre estuvo ahí en mi mente. Mi madre y mi familia no son cristianas, pero siempre sentí una gran pasión por Dios.

Mi mundo se vino abajo con aquella noticia. Repetí la prueba, y sí, tenía el VIH. Lloré y sufrí lo que no está escrito. Hace 7 meses de esto. Mis CD4 estaban en 475 células/mm3 y mi carga viral en 266.000 copias/mL. Empecé con el tratamiento -una pastilla por día- y no me hizo ningún efecto secundario.

Gracias a Dios, mis CD4 están ahora por encima de 900 células/mm3 y estoy indetectable. No ha sido fácil, no será fácil. Solo lo he hablado con 3 personas que me adoran y que me apoyan y siempre están ahí para mí. Me duele en el alma no poder decirle a mi madre lo que me pasa y hablarlo con mi familia y con la gente que quiero, pero no soy capaz de hacerlo. No quiero que sufran esto, yo sé que no me van a rechazar, pero van a sufrir y no quiero ver a mis seres queridos sufriendo esto por mí, y menos a mi madre, que tanto sufrimiento ha tenido en la vida.

Cada día me aferro y le pido más a Dios que me dé fuerzas y me ayude a seguir adelante. Varias veces he intentado hablar y decirle: “Señor, ¿por qué a mí?”. Pero luego le pido perdón, porque Dios no tiene culpa de nuestras actitudes y de la vida que vivimos nosotros. Dios es Dios y yo no soy quien para culparle a él por nada de lo que me pueda pasar a mí. Yo siento dentro de mi corazón que para todo hay una explicación lógica, explicación que nosotros no vamos a poder entender jamás en esta vida.

Aquí estoy viviendo y tirando para adelante con más amor por la gente, con más empatía y con una gran sonrisa en la cara, aunque muchas veces las lágrimas me salen de los ojos. Solo digo: “Señor, dame fuerzas y ayúdame a continuar y ayuda a todas las personas que tienen un dolor y un sufrimiento en su alma”. Me seco las lágrimas y trato de continuar con mi día. Realmente, Dios es el único que me da fuerzas y que me mantiene en pie y creo fielmente en su palabra y que me falte todo en este mundo menos la fe.

Les doy mucho ánimo y muchas fuerzas para continuar. Que Dios me les bendiga siempre ????.

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