Es trabajador, estudioso, ama la vida y ha cambiado mi propia forma de verla. Temía decirle que convivo con algo que me acompañará siempre. Pero cuando se lo dije, me miró a los ojos y pude ver a través de ellos que su alma me decía que se quedaría conmigo bajo cualquier circunstancia, incluida esta condición.
Lo amo, ahora sé que puedo ser feliz con él y siento dicha de amarlo, es más inteligente que yo y no me molesta que lo sea porque la vida se ha encargado de hacerlo un hombre maduro.
Nos llevamos bien, ambos estudiamos y tenemos un futuro prometedor y sobre todo nos hemos prometido una vida juntos y quizá más adelante podamos ser los guías de algunas almas (hijos).
Estoy tan feliz… solo le pido al creador y a la vida que me dé tiempo para seguirlo haciendo feliz porque él se merece todo lo bueno que a un ser humano le pueda pasar en esta travesía llamada vida. Es mi ángel guardián, es el canto de los niños, es lo único que quiero ver y la única voz que quiero escuchar, cuando lo miro sé qué hay un infinito, que existe un paraíso. Es un caleidoscopio de cualidades y de sentimientos que en mi causa.
Sé que parece más una carta de amor, porque lo está leyendo, pero es un exhorto a todos mis hermanos de sangre a que no tengan miedo, que podemos ser felices, que la vida ya no nos puede joder más y que si así fuera, existen personas que son un salvavidas, como mi novio, y que es la prueba clara de que el amor no tiene cara, ni rostro, ni forma.