Me empecé a sentir mal hace unos dos años y así es como me detectaron el VIH. Nunca he llorado por eso, ni siento nada al respecto. Además, fue algo que yo me gané al enredarme con una persona que nunca se cuidaba. Ahora estoy en tratamiento y el medicamento me ha bajado el nivel de virus [carga viral], pero me lo ha cobrado con los efectos secundarios: cansancio, mareos, dolor en los riñones, dolor en el cuerpo, colesterol alto, sobrepeso -subí más de 20 kilos-, pesadillas.
En conclusión, el medicamento me está matando y no es una queja. Solo me tomo el medicamento porque quiero seguir viviendo, pero creo que me matara un día de esto. Lo bueno es que soy una persona muy espiritual y la vida para una persona como yo ya no tiene mucho para ofrecer, así que solo me interesa encontrar tranquilidad.
Tengo pareja, pero es un señor ya mayor que piensa que estoy con él para asegurar mi futuro. Ja, ja, ja, no sé de qué futuro está hablando. Y sí, sí le quiero, aunque somos tan distintos… La verdad yo nunca creí ni creo en las relaciones de pareja en sí, son todas un autoengaño, pero estoy con él por el amor que me tiene y porque le doy esperanza y felicidad.
Me encanta estar conmigo mismo, no necesito a casi nadie, me tengo a mí mismo y, la verdad, sí di mucho cariño a quien se cruzó en mi camino, repartí toda mi luz hasta casi quedarme a oscuras, así que tengo mi conciencia tranquila, mi misión casi concluida, pero aún tengo algunas cosas por hacer, aunque, para serles sincero, esta vida no es para personas como yo. Pero aprendí cosas importantes.
Bueno, ojalá puedan realizar sus sueños, se lo deseo de todo corazón. Aquí dejo mi testimonio, espero que le sirva a alguien. Cuídense mucho y sobre todo ámense a sí mismos.