No ha sido un camino sencillo, entre tomas de muestras, incertidumbre en las citas médicas y los efectos adversos de los medicamentos antirretrovirales que no son nada agradables. Sin embargo, sigo con mi vida y le veo el lado amable a todo.
Estoy muy feliz porque en diciembre de este año terminaré de estudiar la licenciatura y sé que muchas cosas buenas están por venir.
Ánimo chicos, la vida no se acaba por tener el VIH. Si yo pude salir adelante con esta condición, ustedes también. No se me agiten, sean valientes y enfrenten las cosas como vengan. Somos guerreros y por algo seguimos aquí.
Un fuerte abrazo.