En casa tenía que aparentar que todo estaba bien

José

Hace tres meses me diagnosticaron el VIH y aún recuerdo ese día como si fuera hoy, cuando el médico me dijo: “no tienes sífilis, pero saliste positivo al VIH”.

En ese momento sentí como todo se derrumbaba. Esa mañana tenía clase y me había levantado muy temprano para ir a recoger los resultados de los laboratorios. Después de eso caminé a mi casa sin poder decir nada ni desahogarme con nadie.

Ah, pero eso no era todo. En ese momento tenía una relación con un chico al que amaba y no sabía ni qué decirle. Les juro que la sensación que sentía era horrible, me sentía devastado. Solo pensaba en lo que me pasaría y en lo que tendría que hacer.

Ese día tuve que ir a empezar los tramites de salud en mi EPS y en casa tenía que aparentar que todo estaba bien. Solo Dios y yo sabíamos lo que estaba pasando por mi mente en ese momento.

En las noches lloraba y cuando me encontraba con mi pareja solo quería abrazarlo ya que podía ser la última vez que lo iba hacer. Pero no sabía cómo decírselo, ya que por nada del mundo quería hacerle daño y que él también estuviera con el diagnostico.

Semanas después, con ayuda de mi psicólogo decidí contárselo por teléfono y, tal como me temía, después de ese día no volví a saber nada de él. Fue un 2 x 1 en mi vida.

Semanas después inicié el tratamiento y hoy, pasados tres meses, recuerdo todos los días lo que me pasa y debo seguir con mi vida solo, hasta que alguien quiera compartir su vida con la mía. No estoy desesperado por encontrarla porque ahora quiero realizar mi vida profesional. A mis 24 años he tenido la mejor lección de vida y es que a veces nos tiene que pasar algo para así aprender.

Saludos a todos mis valientes, un abrazo y espero conocer un poco más de cada uno de ustedes.

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