Testimonio: El estigma hacia los profesionales de la salud con VIH

Álex

Recientemente he terminado los estudios de Diplomado de Enfermería, una profesión que me gustó desde siempre y que nunca fui capaz de comenzarla a estudiar por mis miedos a mi propio VIH.

Después de muchos años viajando con un compañero inseparable como es dicho virus me di cuenta que quien mejor que yo para saber como se vive cuando uno es vulnerable y que desde enfermería se puede ayudar a todas aquellas personas que sufren por cualquier motivo relacionado con su salud.

Desde esta bella profesión además de cuidar,curar, rehabilitar, reinsertar en su medio o incluso procurar una muerte digna a todas las personas enfermas, se puede prevenir haciendo promoción de la salud, pero sobre todo podemos intentar que las personas puedan romper su silencio y sus miedos dando luz a todo aquello que les preocupa, encuentren el apoyo en aquella gente que quieren tanto familia como amigos y efectivamente puedan tener unas relaciones fructíferas, esto es toda aquello que nos enseñaron en la carrera: tratar a un paciente desde el punto de visto holístico, es decir tener en cuenta todas las dimensiones de un ser humano. Todo en principio no parece, sino que lo es muy bello, y es así como un buen profesional de la salud debiera actuar y da igual donde lo haga en cualquier parte del mundo, no solo haciendo llegar este mensaje sino su contenido:”obras son amores y no buenas razones"

Romper con el estigma que tenemos todas las personas que vivimos con el VIH, es una tarea difícil, más incluso cuando dentro de la profesión sanitaria existen todavía miedos infundados al tratar con dichos pacientes, ya que se sabe que la transmisión del virus solo es posible por contacto directo de sangre con sangre o con fluidos que puedan transmitirlo como el semen, secreciones vaginales y leche materna, es cierto que pueden existir riesgos por accidente dentro del colectivo sanitario, pero también es cierto que todo trabajo profesional sanitario se debe hacer mediante las medidas de prevención de exposición a sangre llamadas precauciones universales con sangre y fluidos corporales. Si dentro del colectivo sanitario encontramos todavía este estigma, que no decir ya del resto de población que no esté informada, instruida o educada de cómo se transmite el VIH y por tanto discriminen incomprensiblemente a todas aquellas personas que vivimos con el VIH.

Estigma es señalar o etiquetar a una persona por su condición tanto física, mental o social y por tanto apartarla de la vida social o laboral mediante la discriminación.  Pienso que desde enfermería, una profesión ademas de sanitaria, también humanitaria y social, se puede educar y enseñar a romper dicho estigma no solo a la población no sanitaria, sino también a aquellos profesionales de la salud que tienen en más de una ocasión a su cargo a una persona seropositiva y que a veces no asumen o no se dan cuenta de lo vulnerable que puede ser dicho paciente y que ni siquiera saben o intentan empatizar.

Hace unos días pude ver una oferta de trabajo de enfermería de un país extranjero y comenté con la empresa que ofrecía dicho puesto mi seropositividad al VIH para saber que problemas podía tener y sobre todo porque creo que la sinceridad y la verdad es el mejor paso que se puede dar para emprender cualquier camino; la respuesta de dicha empresa fue muy clara: “por razones de sanidad pública un enfermero no puede ejercer en dicho país”.

Ya que hablo de sinceridad creo que esta persona, empresa, institución o lo que sea no sabe ni siquiera cuales son “esas razones de sanidad pública” por la misma regla de tres un enfermero no puede cuidar a una persona VIH+ y todos los enfermeros que lo hacen estarían infectados. Creo que no se puede decir mayor barbaridad, además de faltar el respeto e incluso incurrir en un delito por discriminación laboral al VIH

Este año terminé mis estudios de enfermería con gran ilusión y satisfacción de poder ayudar y servir a todas esas personas que por cualquier circunstancia física, mental o social lo pasan mal, pero también este año he descubierto que yo soy víctima del propio estigma y que a pesar de las ganas que tengo de poder emprender ese camino en donde pueda hacer la vida más feliz a otras personas, me encuentro con una mochila que muchos intentan cargarla para que no pueda caminar…

A pesar de todo lucharé y mientras que existan personas en este mundo empeñadas en cargar muchas mochilas, mi labor como buen enfermero será conseguir vaciarlas o al menos que no pesen tanto para que todos podamos emprender una única dirección de solidaridad y empatía para todas esas personas que son vulnerables y necesitan de una mano enfermera que le ayuden a tener una vida más sana y más digna.

Quiero dedicar estas humildes palabras a todas aquellas personas que por cualquier razón conviven con un estigma y sufren por ello y sobre todo a los que convivimos con el VIH y pedimos respeto y dignidad.

Muchas gracias.

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