Le digo a ese dios del que todos hablan que ya estoy preparado para morir

Juan

Desde muy chico supe que mi condición sexual no era igual al del resto de mis compañeritos de la escuela ni al de mis primitos con los que solía jugar cuando llegaban las vacaciones e iban de la ciudad a la finca donde yo crecí.

Recuerdo que en primero de primaria tenía un compañerito con el que me gustaba estar, pero lo que yo sentía por él en ese entonces era algo diferente al resto de mis compañeros y, claro, con apenas 7 años de vida no tenía claro qué era lo uno y qué era lo otro. Lo cierto es que recuerdo que mucho antes de ir a la escuela tenía yo unos 5 años, llegaba un tío a mi casa y se tumbaba en un sillón dejando entrever sus vellos del ombligo hacia abajo y eso me gustaba, aunque nunca llegue a exteriorizar ese gusto y mi tío estaba lejos de pensar que a mí me agradaba ver esa zona que me provocaba cierto morbo.

Así pasaron los días, ya a eso de los 9 años conocí otro primo que me llevaba unos 5 años de edad y hubo mucha empatía, más que nada porque este vino a vivir al rancho donde yo vivía y nos encomendaban algunas tareas del cuidado de las vacas en una finca cercana donde estaba el rancho con lo cual nos manteníamos mucho tiempo solos en aquella solitaria finca en donde mi primo se la sacaba y empezaba a meneársela y me decía que se la cogiera y claro era como un caramelo ya que era lo que yo siempre había tenido la curiosidad y el deseo de conocer, de tal forma que más allá de tocarla me ponía a mamar cosa que me encantaba hacerlo y a partir de ahí para mí ya no era un castigo que me mandaran a cuidar las vacas a la otra finca acompañado de mi primo sino todo lo contrario, era un premio. Allí experimentaba cosas que mis padres por su ignorancia no lo hicieron y mis hermanos mayores por falta de confianza nunca me lo explicaban.

Aunque he de reconocer que con mi primo las cosas nunca fueron a más de felaciones mutuas y tocamientos, tanto así que no se creó una relación afectiva, solo era la sensación de experimentar esa parte que siempre quise explorar pero que no hubo nadie que me diera la confianza en mi entorno para conocerla sin llegar a practicar esta experiencia con mi primo. Él tampoco me explicaba mucho sobre el tema más que nada porque era un burro que no sabía nada de nada, solo nos dejábamos llevar por los bajos instintos y cuando llegábamos a casa era una relación de primos y el tema ni tocarlo con nadie.

Eso transcurrió hasta la edad de 12 años cuando mis padres por necesidades económicas hicieron un cambio de la finca a un hombre que tenía una casa en una gran ciudad, pero ya mi primo se había marchado unos meses antes a vivir de nuevo con su padre, así que todo aquel despertar sexual prematuro en mi quedo ahí. No obstante, yo ya era más consciente de que me seguían atrayendo los chicos, aunque por la conocidamente "conveniencia" social tenía alguna que otra novia, pero me parecía cursi y de poca gracia porque no iba más allá de cartitas, encuentros, salir a dar una vuelta y las tonterías que hacíamos los chicos de mi edad en esa época. El encuentro sexual era bastante complejo ya que ni en su casa ni en la mía podíamos tener una experiencia de ese tipo y las residencias para encuentros de ese tipo costaban un dinero con el que no contábamos, además de que, al ser menores de edad, no nos permitían la entrada. Así que ni pensarlo.

A eso de los 14 años, en una de mis vacaciones en la finca de mi abuela realizando las tareas del cuidado del ganado en esa solitaria finca bajo un árbol después de tanto toqueteo de mi miembro vine a conocer lo que era una paja porque después de frotarla por largo rato vi como salía un líquido trasparente y viscoso que nunca había experimentado además la sensación al expulsarlo era algo increíble, cosa que me pareció lo máximo ya que era una satisfacción personal y esa práctica llegué a realizarla hasta 4 veces al día en cualquier sitio donde me sintiera solo.

Así hasta que me fui haciendo mayor. Recuerdo que era un chico muy introvertido, tímido y no salía a sitios ni gay ni hetero. Recuerdo que las únicas fiestas eran las que mi familia organizaba en casa y nada más, con lo cual a mis 17 años no sabía lo que era irme de putas y mucho menos irme a sitios de chicos. Tanto era así que un día mi padre me dijo: “hijo, ya es hora de que empiece a salir con sus amigos, toma dinero, ve al cine, o tomate una cerveza con tus amigas, tienes que ‘hacerte hombre’”.

Esta expresión en Colombia es muy conocida en las familias tradicionales ya que es cuando se supone que los chicos deben ir a donde las putas para tener su primera relación sexual. Bueno, yo le acepté el dinero y me fui donde dos compañeros del cole que eran de mi barrio y nos fuimos a un prostíbulo. Allí, bebimos y luego llegó el momento de seleccionar una mujer de estas para "hacernos hombres". Yo elegí una mulata que no sé si le gustaría o si no, si yo lo hice correctamente o no. Lo único que recuerdo que en ese tiempo la modalidad del condón no era muy conocido, con lo cual follamos sin ninguna prevención ni nada. No lo sé, a lo mejor a día de hoy tengo un hijo mulato de unos 15 años.

No sé, para mí no fue una buena experiencia ya que ni había gusto ni motivación ni deseo de estar con aquella mujer. Solo estaba cumpliendo con una tradición estúpida e ignorante de la población colombiana inculta de aquella época. Ya de regreso a casa mi padre no me reprochó por llegar tarde porque sabía que yo estaba cumpliendo sus expectativas como hombre. Eso dio pie a que yo quisiera volver a salir pero no precisamente donde las putas, sino al sitio en los que me iba a sentir plenamente identificado, a un bar gay.

¡Vaya cambio! El ambiente, tíos masculinos otros no tanto, jóvenes y mayores a los cuales no les fue indiferente mi presencia pues como decían entre ellos: "carne nueva". El caso fue que para ponerme a tono me pasé de copas, besos y tocamientos con muchos y el más veterano y mayor del sitio no podía dejar pasar la oportunidad. Recuerdo que me invitó a su mesa, con barra libre y, claro, no era gratis la invitación.

Terminamos en una residencia de encuentros sexuales de mala muerte del centro de la ciudad, yo desnudo en la misma cama con un hombre de la edad de mi padre. Yo sin voluntad por el efecto del licor dejándome hacer todo lo que a este cerdo se le antojaba y por supuesto ni goma ni condón ni nada. Recuerdo algo que entre mis lagunas de las copas yo le decía que sin condón no, que me daba miedo que por el sida. El muy cabrón se reía y lo repetía: "así que por el sida jajajaja".

En ese entonces acababa de cumplir los 18 años y en una noche había vivido lo que un gay puede llegar a conocer en toda una vida, yo lo había hecho todo en unas cuantas horas. Hoy día, en 2015, tengo 46 años, con un tratamiento de VIH desde el año 2003. Actualmente mi carga viral es indetectable por llevar mi tratamiento de antiretrovirales. He tenido dos intentos de suicidio que no han dado resultado, pero sí le digo a ese dios del que todos hablan que ya estoy preparado para morir y que mi peor castigo sería llegar a una vejez pagando a chavales 3 veces más jóvenes para que me satisfagan sexualmente tal como lo he visto en diferentes sitios.

Creo que lo mejor que me podría pasar seria morir a los 50 o 55 años como máximo ya que lo que hice, lo que pude hacer o lo que tenía que hacer a esa edad ya lo habré realizado. En estos momentos creo que he fracasado como gay, como heterosexual y como hombre porque no me veo en ninguno de esos espacios. Como gay porque en mi condición de pasivo encontrar a un activo que me guste física y sexualmente lo veo imposible, como heterosexual porque con mi diagnóstico, hacer una familia, ser padre y finalizar mis días al lado de ese hijo lo veo más que difícil y como hombre porque mi estricto temperamento y mi forma de ser cuando un hombre se fija en mí ve un activo en mí, cuando no lo hay. Con lo cual cuando llegamos al acto sexual y ve que no es lo que buscaba en mí, hasta ahí llega su interés. Por mi forma de ser no me veo como un gay amanerado conquistando a un macho.

Sexo ya he tenido muchísimo eso respondiendo a mi signo zodiacal escorpio y de sangre muy caliente, de naturaleza latina. Ahora sabrás que mi postura referente a si el gay nace o se hace ya sabes mi respuesta, de otro modo, sería como el resto de mis 5 hermanos cada uno con 2 hijos y con una vida estable. ¿Por qué yo habría querido ser diferente, por rebeldía? ¿A los 4 años se tiene esa capacidad de serlo?

Saludos amigos.

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