En el año 1996 me diagnosticaron el VIH; tenía 30 años y lo había contraído a través de una relación sexual. Vivo en una ciudad pequeña y, además, trabajo para el público, por lo que decidí que no lo iba a contar a nadie, ya que me podía causar más decepciones y problemas que beneficios. La gente sigue estando muy desinformada y pensando que esto les afecta a otros.
Llevo 13 años conviviendo con el virus. Me ha costado mucho aceptarlo, porque he de decir que soy bastante presumida, y empezar a ver cómo perdía piernas y sobre todo cara y que toda mi grasa estaba en mi barriga y mi estómago me ponía de mal humor y me hacía sentir mal y un montón de cosas. Pero, aun así, he sido bastante fuerte. He conseguido que mi empresa salga adelante y he logrado mantener este secreto que me cuesta tanto explicar. Sólo lo saben unos pocos amigos y mi hermana, nadie más; ni mis hijos, ni mis padres y tampoco mi familia más allegada.
Tengo diagnosticada fibromialgia desde hace tres años -como veréis, no me privo de nada, ja, ja-. Este octubre pasado empecé a ponerme mala, sentía muchísimo dolor y una fatiga tremenda. Esto ha sido lo que me ha hecho coger miedo de verdad. Por otra parte, siento la necesidad urgente de ponerme en contacto con personas que tengan VIH o algún tipo de relación con personas que lo padezcan, porque preciso hablar de ello con libertad. Necesito que alguien me diga si tienen algo que ver mis dos enfermedades y poder preguntar cosas que me interesan mucho a otras personas que están igual que yo.
Sé que hay aunque no sé si llamarlas asociaciones -desconozco cómo se denominan-, que organizan encuentros y convivencias, y me gustaría saber cómo ponerme en contacto con ellas.
Espero no haber sido muy pesada y me gustaría mucho que me contestarais.
Un saludo.