Me fui a Estados Unidos con la esperanza de darles a mis hijos y mi esposa una mejor vida, pero por desgracia la tentación sexual me ganó y cometí el error de liarme con una prostituta que me transmitió el VIH.
Regresé a mi país confiando en que mi esposa me apoyaría por los años en que le envié dinero, y con la expectativa de encontrar el terreno que, supuestamente, había comprado. Pero me lo robó todo y me dejó sin nada.
Ella ahora vive con amantes en la casa que ya teníamos, pero les digo que Dios no olvida.
Conocí a una chica que no tiene VIH de la que estoy muy enamorado y con la cual vivo hoy en día. Eso sí, cuidándonos.
Si alguien se siente deprimido y sin ánimos, le digo que no todo está perdido.
Si desean contactar conmigo por correo electrónico, les dejo mi mail. Sería para intercambiar información sobre nuestra enfermedad y apoyarnos con normalidad.