Es decir quedé dormido de esternón para abajo, pero afortunadamente estoy en un tratamiento intensivo de terapias físicas.
Esto me enseño que lo único seguro que tiene un ser humano en esta vida es la familia, porque cuando todos se enteraron de que vivo con un VIH, ninguno me dio la espalda. He tenido la suerte de contar con toda mi familia.
Podría seguir contando cosas pero con el tiempo y con calma se las haré saber.
Reciban un gran y caluroso abrazo.